«001»

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Estando ya en el último año y luego de la guerra, Hogwarts no era el mismo, las personas no eran las mismas. El colegio si bien se encontraba como antes en edificación, ahora estaba más vacío y se nota la ausencia, en especial de los Slytherin, la casa de las serpientes que obtuvo demasiadas pérdidas.

-

Es el primer día; el discurso está dicho, al sombrero le toca cantar y luego será la selección.

Harry se encuentra cansado, todo ha sido muy agotador, tanto física como mentalmente y la mesa no se ve tan incómoda como para tomar una pequeña siesta y eso justamente decide hacer. Cruza los brazos sobre la tabla de madera y recuesta su cabeza en ellos, no es la almohada más cómoda, pero es lo mejor teniendo en cuenta de que es una improvisación. Los párpados pesados bajan con facilidad, pero levantarlos se le hace tortuoso; el pobre está tan cansado; echa un suspiro de su interior y se rinde ante el guantazo dado por sus párpados, ya no va a luchar, los va a dejar ganar. Una pequeña mano le acaricia los cabellos y Harry cae en los brazos de Morfeo.

"Harryyyy Pooootteeer" la tan reconocida voz sisea su nombre y lo hace temblar.
El Gran Comedor se encuentra vacío, oscuro, pero la oscuridad tiene un tono verdoso que aún le permite ver mas no en su totalidad.

Harry se se halla confundido, parado en el centro del lugar. No entiende qué está pasado y aún menos comprende cuando un grito desgarrador hace eco en cada rincón, al igual que lastimeros sollozos y el sonido de las patas de una silla de madera chocar frenéticamente contra el suelo.
De un lado al otro, de la frente a la nuca.

Tac.
Tac.
Tac.
Tac.

"Lo siento, lo lamento, perdón. Yo no quería hacerlo." con voz quebrada aquel que sufría no dejaba de suplicar. "Piedad." rogó esta vez, pero ya no fue un grito a garganta desgarrada, ahora era un suspiro tan suave y filoso que Harry sintió una herida limpia y profunda en su corazón, suave y dañina, como el último suspiro del alma antes de marchar.

El golpeteo de la silla se detuvo.

Harry miraba en todas las direcciones, pero el Gran Comedor seguía vacío y la verde luz no lo abandonaba.

"Piedad. Piedad. Piedad." Rogaba cada pared, con diferentes voces en cada súplica y diferentes lágrimas en cada persona embriagada por su propio suplicio.

"Piedad." en los labios de una anciana.
"Piedad." en la voz de un niño.
"Piedad." en el corazón de una madre.
"Piedad." en el alma de Draco Malfoy.
Y Harry lo reconoció sin dudas.

"Draco... ¡Draco!" Desesperación sudaba su cuerpo y sus verdes ojos gritaban igual. Harry corrió por cada rincón, golpeó cada pared, rezó a cada Dios, pero no lo encontraba, ¿dónde estaba esa cabellera dorada?, ¿y esos fríos ojos?

Tactactactac.

La silla se volvió a mecer y suspiró de alivio, alivio que se desvaneció más velozmente de lo que un colibrí se tarda en bater las alas, porque Draco seguía sufriendo.

Tac.
Tac.

Podría escuchar ropa rozar, piel quemarse al pelear contra una soga, lo que lo sorprendió. Cada sonido se escuchaba tan claro, tan fuerte. Al parecer en Draco también había desesperación.

Tac.
Tac.
Tac.
Tac.

Un último grito y unas últimas lágrimas antes del final.

No lo había logrado, el Salvador del Mundo Mágico, no lo estaba salvando a él.

"Avada Kedrav-"

Y la frase quedó muerta, flotando sin vida en un mundo inexistente, porque Harry despertó y despierto no podía ser dañado, nadie podía ya.

Harry dió una bocanada de aire y todos los presentes no sólo oyeron su grito sino también el sonido del cuello al tronar cuando Potter se levantó con tanta brutalidad de sobre sus brazos. También oyeron los duros pasos dados por él que lo llevaban hasta la mesa de los Slytherin donde pocos había y uno de ellos era Draco Malfoy.

Draco lo miró con duda y temor que luego fue sorpresa cuando Harry se abalanzó sobre él para abrazarlo con todas sus fuerzas y acariciarle el cabello.
Lo presionó contra su pecho cuando una fugaz imagen del rubio quien todo ensangrentado yacía flácido y sin vida sobre una silla de madera, cruzó por su mente. Despierto no podían dañarlo.

Harry lloraba, lloraba con tantas ansias y todos miraban la escena mientras Draco sólo se dejaba abrazar con los ojos bien abiertos lleno de sorpresa.

-¿Estás bien?-Harry acunó el delicado rostro del rubio entre sus ásperas manos mientras lo miraba a los ojos. Draco asintió con desconfianza y correspondió el último abrazo sólo colgando sus brazos con dulzura sobre los hombros del moreno, hizo esto antes de salir junto a Harry del Comedor susurrando al oído del Salvador del Mundo Mágico que estaba bien gracias a él y no había nada de lo que debiera temer, que mientras él viviera Draco también lo haría o por lo menos lo harían su corazón y su recuerdo.

Draco no tenía idea de lo que le ocurrió a su novio ese día, pero no se quejó -no de verdad- cuando Harry le obligó a quedarse todo el día acurrucados en la cama del rubio y no se abstuvo de mimarlo en todo momento.

De esa forma todo Hogwarts se enteró de la relación de ambos jóvenes y poco a poco (carta va, carta viene) gran parte del Mundo Mágico lo supo también.

∆0∆0∆0∆

Bueeenooo. Es la primera vez que estoy tan conforme, , lloro.

Voy a editarlo como en unos días cuando ya no esté tan enamorada como para encontrar realmente los errores o agregar cosas y eso.

Espero que les guste, porque siento que esto sí es más yo, mazo.
Ya arreglé más o menos el final, no quedó hecho una joyita, pero creo que está mejor.

besitos en la cotorra.

12/10/18 edición
Sigo conforme con esto.
18/05/19 edición.

No te dejes ir (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora