«002»

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La reciente relación entre los supuestos enemigos había recorrido todo Hogwarts más rápido que una bofetada de una mujer a su pareja infiel y era realmente incomodo. Todos los miraban, todos cuchicheaban, algunas miraditas de asco para Draco más cargadas de lo usual y cosas así, incluso muchos se habían acercado a preguntar. Draco pasó de una media vida solitaria a unos días llenos de gente a su alrededor con insistentes preguntas sobre su relación con El Elegido.

El incidente de la pesadilla no volvió a ocurrir, por lo menos no hasta esta noche.
Ambos jóvenes se encontraban acurrucados en la cama del Slytherin, todo estaba relativamente tranquilo o por lo menos así fue hasta que el reloj marcó las tres de la madrugada y Harry Potter comenzó a removerse con insistencia causando ser un interruptor en los sueños que el rubio se encontraba satisfecho teniendo.

En la "estúpida cabezota" del Gryffindor la iluminación verde había vuelto, no obstante ahora el lugar no era el Gran Comedor, sino más bien el Bosque Prohibido.

Entre los altos árboles sin vida una sombra oscura como el carbón se trasladaba de un lado al otro, con ella llevaba las miles de suplicas que a Harry se le hacían tan familiares, en especial la de cierto rubio de ojos plata que con facilidad se había apoderado de su corazón. Era la voz de Draco, los gritos de Draco, era su dolor el que le ganaba a todo el resto, era el único que Harry Potter escuchaba con perfecta y tortuosa claridad.

-Harry. -Susurró la voz de Draco que se encontraba rasposa, como si le costara salir de la garganta.

- ¡Draco!, ¡Draco, amor, ¿dónde estás?!

Su verde mirada pérdida y desesperada viajo por cada rincón, mas no lo encontró. Draco no estaba.

- ¡Harry! -Este grito, más desesperado que el anterior solo logró alterarlo.

-Ya voy, voy a ir por ti. Por favor, Dragón, resiste.

El corazón le latía desbocado mientras sentía como si su pecho fuera comprimido. Las palmas le sudaban y algo igual que un niño jugando en el barro se sentía sucio y húmedo. Cuanto más se movía más se hundía su cuerpo y su corazón.
Las lágrimas le surcaban las mejillas y luego escuchó el último llamado.

- ¡HARRY POTTER!

El cuerpo del azabache fue zamarreado con brusquedad a lo que Harry abrió los ojos y se encontró con la imagen de su novio, con las cejas fruncidas y los labios apretados formando una línea.

-Casi despierto a todo el maldito castillo, idiota. ¿Es que ni dormido puedes dejar tu asqueroso culo quieto?

Harry se abalanzó sobre él y lo abrazó, besó sus mejillas, sus párpados, su nariz y sus labios mientras con sus manos recorría cada centímetro de su cuerpo solo para cerciorarse de que estaba bien.

-No permitas que te haga daño, amor. Él ya no está aquí. -la voz de Draco era ronca y calmada, comprensiva, le hablaba con cariño mientras que sus delicadas manos le acariciaban la azabache melena, mientras se amaban sin descanso.

†††
Sé que es malísimo.

12/10/18
Sigue siendo malísimo, Dios, mantenme.
No puedo creer que este sea el segundo capítulo, tiene menos emoción que mi vida social.
18/05/19. Edición.
Está mejor, agregué algunas cosas, pero sigue sin ser una maravilla.

No te dejes ir (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora