Por tus gemidos nos cacharon

Única parte

Me encontraba durmiendo tan plácidamente hasta que un portazo proveniente de la habitación contigua que era utilizada como closet me hizo despertar, me quede inmóvil y en silencio tratando analizar la situación probablemente un ladrón se había colado a mi departamento, lentamente me giré hacia el otro lado de la cama para cerciorarme que mi novio se encontrara a mi lado y así no corriese ningún peligro pero al no hallarle me asusté demasiado, salí de la cama lentamente para ponerme de pie y caminar sigilosamente hacia donde se había escuchado ese estrepitoso ruido que interrumpió mi plácido sueño, al irme acercando poco a poco podía escuchar claramente sonidos de algunos objetos metálicos caer al suelo, vi ganchos y cinturones así que supe que de éstos provenía el sonido, también había prendas en el suelo pareciera que estuviesen revolviendo la ropa tratando de hallar algo aunque lo que llamó mi atención fueron algunas maldiciones que se escuchaban supongo que el ladrón está molesto por no encontrar nada de valor, ¡maldición¡ ¿que desorden estará haciendo ese infeliz?, Ruki seguramente se enfadara y me hará ayudarle a ordenar toda su ropa y accesorios, bueno eso no importa ahora debo encontrarlo, lentamente me asomé por el marco de la puerta para mirar que clase de calaña estaba dentro de mi hogar sin ser invitado y cual fue mi sorpresa ahí estaba él; lanzando algunas prendas al aire haciendo sus característicos pucheros arrugando su nariz y abultando esos deliciosos labios que me encanta devorar.
Sonreí al ver que el causante de ese desastre, se trataba de ni más ni menos que de mi novio y así finalmente me cruce de brazos recargándome en la puerta.

—¿Qué carajos haces Matsumoto?— pregunté mientras arqueaba una de mis cejas.

—¿Qué crees que hago?— respondió algo fastidiado mientras tomaba una playera y se la probaba frente al gran espejo de la pared.

—Pues por lo que veo estas haciendo un desmadre con toda tu ropa— miré con incredulidad toda la habitación, era un desorden total; playeras, pantalones, chaquetas, abrigos, cinturones y algunos zapatos estaban regados en el suelo.

—No lo haría si tuviese ropa que ponerme...no hallo nada que pueda usar— lanzó esa prenda al suelo cogiendo otra para hacer lo mismo.

—¿Estas bromeando?, Ruki tienes demasiada ropa no puedes decirme que no tienes nada, por ti tuve que mover mi estudio a otra habitación para dejarte ésta y pudiese entrar toda tu ropa— bufé algo molesto, ¿cómo carajos podía decir que no tenía nada? cada semana compra más y más ropa a este paso que va nuestra recámara terminará invadida por ella.

—Sí tengo ropa pero ya no me gusta como me luce, tendré que ir de compras nuevamente— respondió felizmente.

—¿Otra vez? pero si la otra semana fuiste a una tienda ¿para que quieres más ropa?—.

Se giró hacia donde yo estaba con una enorme sonrisa y lentamente caminó hacia mí...¡oh no! esto es peligroso, cuando sonríe de esa forma no puede significar otra cosa más que algo malvado esta formulado en su cabecita, al estar bastante cerca de mí llevó ambos brazos para rodeárme por el cuello juntándose totalmente conmigo, solamente le miré directamente a esos bellos ojos marrones tratando de adivinar que tramaba —Ya dime que quieres no me gusta cuando te pones todo misterioso— dije al fin para romper el silencio.

—Tú sabes lo que quiero— dijo mientras revolvía con sus dedos mis rubios cabellos.

—Ruki ahora no, estoy cansado además lo estuvimos haciendo toda la noche ¿acaso no quedaste satisfecho?, después no te andes quejado que te duele el culo y no te puedes sentar—.

Frunció el ceño y me dio un golpe en la cabeza —¡Tonto! no te estoy pidiendo sexo, ¡eres un pervertido maldita iguana!—.

—¡Oye! ¡No me digas iguana, enano del mal!—respondí enfadado pero recibí otro golpe en la cabeza.