Feliz cumpleaños, tejón

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Y aquí está el regalo oficial para Annie de Odair por su cumpleaños. ¡Muy feliz cumpleaños! Te amo y comé mucho.

En este fanfic, Phantom Planet no se llevó a cabo y Danny ya cuenta con 18 años. Es un Vlad/Danny, Pompous Pep o, como le decimos con Annie, Vlanny. Además, va enlazado con su fanfic Feliz cumpleaños fruitloop, ella me puso el reto de hacer este fanfic y lo escribí en tiempo récord.

Le tengo muchísimo cariño a esta serie que miraba cuando era pequeña. Me interesé por sus fanfics de manera casual, pero noté rápidamente que esta pareja tenía todos los condimentos que a mí me gustan.

Danny Phantom no me pertenece a mí, es de Butch Hartman, Nickelodeon, etc.

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Durante ese día, Danny había tenido las clásicas sorpresas de cumpleaños. Sin embargo, hoy sabía que sería un poco diferente porque cumplía dieciocho años. Estaba en esa delgada franja donde dejaba de ser un niño, pero aún no era suficientemente mayor. Ese eterno limbo donde los jóvenes inevitablemente caen hasta lograr tener todos los factores para considerarse adulto tales como: independencia económica, trabajo, vivir solo, identidad sexual y estabilidad emocional. Danny sabía que no tenía muchas de esas cosas y estaba seguro que no las tendría pronto. Aún debía terminar la escuela en esos meses, elegir una universidad, pensar en su futuro. Eso le pesaba demasiado en su hombros, sin mencionar toda la responsabilidad de ser Danny Phantom.

Siempre supo que su vida no sería normal desde el accidente cuando tenía catorce años, pero no lo había manejado tan mal hasta ahora. Le costó años, pero finalmente había alcanzado un agradable equilibrio entre ser un humano normal y un cazador de fantasmas. Tenía algunas complicaciones obvias, pero con ayuda de sus amigos y su hermana logró sobrellevarlo bastante bien. De todas formas, ahora que tenía dieciocho, meditaba más sobre decirle la verdad a sus padres con respecto a su condición de mestizaje fantasma. Aún temía su reacción, pero había hablado mucho con Jaz y creía que, tarde o temprano, debía decirlo.

Sin embargo, hoy no era un día para considerar eso. Hoy no era un joven adulto ni el héroe fantasma, sólo era Danny y sus seres queridos lo sabían bien. Su mamá siempre le preparaba un desayuno especial todos los años y le daba cualquier gusto que quisiese, además de contarle con lujo de detalle cómo fue el día de su nacimiento. Danny ya se sabía de memoria cómo sería el transcurso de ese día y no le importaba mucho. Era agradable recibir algunos mimos, pero este cumpleaños fue diferente al resto que tuvo.

Recibió algunos regalos de parte de sus padres y hermana antes de ir a la escuela, ropa y un libro. Incluso sus amigos le obsequiaron un nuevo videojuego, con la promesa que se juntarían para disfrutarlo. Todo estuvo bien, hasta que regresó a su hogar.

Ni Maddie, Jack o Jaz le explicaron qué sucedía, sólo le entregaron la monstruosa caja de regalo que tenía una nota con su nombre. Sus padres aseguraron que la habían escaneado con sus aparatos por si se trataba de algo peligroso, pero no percibieron nada de actividad fantasma o algo sospechoso. Danny pensó que al Fantasma de la Cajas le encantaría utilizar esta como su nuevo hogar.

Observó con cierta duda, analizando el papel rosa que la recubría y el gran moño verde. Tomó la caja gigante entre sus manos y se sorprendió al notar lo pesada que era. Su familia pareció expectante de saber qué era, pero Danny prefirió irse a abrirla en la intimidad de su cuarto. Quién sabe, tal vez en serio se tratara de algo peligroso y no podría usar sus poderes con sus padres junto a él en caso de ser necesario.

Se sentó en el piso de su cuarto con la caja frente a él y estuvo un rato mirándola hasta que se decidió a rasgar el papel. ¿Quién podría haberle mandado esto? ¿Será que era un regalo extra de sus padres y lo habían engañado haciéndole creer que llegó anónimamente? Su familia no era tan intrincada, sólo eran extraños.

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