Jimin.

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Llegó a casa exhausto después de una larga jornada de estudio, pero por lo menos se sentía más preparado para realizar el exámen de biología que tendría en tres días más. La universidad a veces lo consumía, pero por lo menos había superado el primer año y estaba llevando mucho mejor el segundo año.

Se detuvo en el umbral de la puerta de la cocina y observó aquella nota pegada sobre el microondas, suspirando antes de caminar hasta allá y leerla.

"Voy a revisar los basureros cuando regrese, así que asegurate de comer todo, Jiminie."

Rodó los ojos y abrió la puerta del aparato, encontrándose con tres platos llenos de verduras, carne y arroz. Abultó los labios formando un infantil puchero y volvió a cerrar la puerta para encender el microondas y poner su cena a calentar.

Mientras esperaba a que el microondas sonase anunciando que estaba listo, fue a su habitación, la que compartía con Yoongi, para cambiarse la ropa por algo más cómodo, de todas formas estaría en casa por el resto de la tarde y no tenía absolutamente nada más que hacer. Volvió a la cocina apenas el pitido comenzó a repetirse y sacó los tres platos, dejándolos en la mesa para sentarse y comer.

Mientras disfrutaba de la comida que su Hyung le había preparado, pensó, por millonésima vez lo suertudo que era. Era demasiado mágico ser el novio de Yoongi, aún más, estar viviendo con él, y que casi no tuvieran peleas.

Jimin podía alardear de una vida perfecta, a pesar del divorcio de sus padres y la sobrecarga de la universidad. Mientras Yoongi estuviese cuidando de él y dándole mimitos, Jimin no se quejaría de nada.

Sonrió mientras engullía los restros de arroz y su sonrisa se amplió cuando escuchó el sonido de las llaves en la puerta, eso solo significaba que el mayor había llegado temprano, por lo que corrió a la entrada y se escondió tras la puerta. Cuando Yoongi abrió la puerta y no fue recibido por Jimin frunció el ceño, pero pensó que probablemente estaría durmiendo o estudiando en la habitación, por lo que no le dio muchas vueltas al asunto y entró, sin embargo al cerrar la puerta y ver aquel rostro sonriente observándolo, casi le da un paro cardiaco del susto y terminó dando tres pasos hacia atrás con la mano en el pecho.

-¡Jimin! Nunca vuelva ha hacer eso, por favor -se quejó mirando al menor con reproche mientras él reía.

-Ups -fue lo único que dijo sin dejar de reír. Se acercó finalmente al mayor y lo abrazó con ganas antes de regar besitos por su rostro-. Lo extrañé mucho -murmuró, parecía casi un ronroneo. Era así cada día.

-También te extrañé mucho, Jiminie -le besó la frente y caminó con Jimin aún abrazándolo hacia la cocina-. ¿Te has comido todo?

- -asintió.

-Muy bien, bebé -le acarició la espalda.

-Hyung

-¿Mmh?

-Mañana cumplimos otro mes -Yoongi asintió.

-Lo sé -sonrió.

-Esta vez sí vamos a hacerlo, ¿verdad?

-¿Qué cosa? -preguntó sin comprender del todo al rubio que se apartaba de sus brazos para poder mirarlo directamente a los ojos.

-Ya llevamos dos años juntos, hyung. No soy un bebé -hizo un puchero-. ¿Cuándo me va a... ? -se puso colorado y no pudo continuar con lo estaba a punto de decir. La vergüenza le ganó y escondió su rostro entre sus manos.

Yoongi sintió sus mejillas arder levemente, comprendía a lo que Jimin se refería y sinceramente la espera lo eataba matando, pero a esas alturas ya se había olvidadó qué esperaba. Además, ¿para qué retrasar más el acto si ambos querían que pasara? Jimin tenía razón, ya no era un bebé. Era todo un hombre, uno muy atractivo y con un perfecto trasero.

Le quitó las manos del rostro y le dio un beso. Un beso profundo e intenso que hizo sentir a Jimin como si se derritiera.

-Jiminie, te amo -susurró mientras lo desvestía y besaba cada milímetro de piel expuesta, era la primera vez que se permitía a sí mismo tocar más allá y realmente le encantaba.

Jimin quería responder que él también lo amaba, pero se le hacía difícil hablar al sentir aquella ola de placer tan grande. Llevaba bastante tiempo soñando con que aquello ocurriese y tener a Yoongi besándolo, tocándolo y haciéndolo sentir deseado y amado solo nublaba más sus sentidos. Quería más.

Volvieron a unir sus labios en un beso desesperado mientras avanzaban a tientas por el pasillo rumbo a la habitación. Jimin cayó de espaldas contra el colchón de su cama y aprovechó para acompasar su respiración mientras observaba al mayor terminar de desvestirse. Nunca lo había visto desnudo, a lo más le había visto la espalda cuando se quitaba la camisa de su trabajo para ponerse una sudadera, por lo que se vio tentado a remojar sus labios ante la vista.

-Hyung -murmuró, fue más bien un llamado cargado de lujuria.

-Ya voy, bebé -sonrió y se acomodó sobre el menor para besarlo nuevamente mientras acariciaba los costados de su cuerpo.

La habitación se llenó de gemidos, ambos cuerpos se friccionaban mojados y sus lenguas se envolvían en fogosos besos luchando por dominar el encuentro.

Mojado💧 [5] Yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora