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No sabe que fue lo que hizo para tener a alguien como Jin a su lado, desconoce si lo merece. Está consciente de que amarlo es un regalo que toda persona debería recibir, pero afortunadamente es él quien tiene el privilegio de hacerlo.
Decir que lo ama queda pequeño a comparación de lo que siente realmente por él, a veces cree que deberían inventar nuevas frases y aunque fuera así ninguna palabra describiría tal sentimiento de amor, devoción, de admiración y de necesitarlo a cada segundo.
—¿Qué le dijo un pato a otro pato cuando competían en una carrera?
—¿Qué?
—Empatamos
Después de eso escucha la no tan delicada risa de Jin, pero que a su parecer es la más bonita que ha escuchado. Ríe de igual forma, pero no por el chiste, si no por la contagiosa risa del otro.
Cuando está con SeokJin se quita un peso de los hombros, siente que no hay problemas ni preocupaciones a su alrededor.
Ahora ambos están en la cocina, con la radio encendida. Jin se encuentra buscando algunas cosas y NamJoon lava los trastos sucios.
De la nada el mayor comienza a moverse, bailando sin sentido o secuencia alguna, sólo mueve su cuerpo al ritmo de la música y el moreno sonríe, voltea dejando sus labores por unos segundos y se une al contrario. Sin duda son almas gemelas en el baile.
Sabe bien que dejaría a SeokJin desperdiciar su tiempo como ahora que simplemente ríen y hacen lo que se les da la gana.
—Somos bastante buenos bailando, ¿no lo crees?— NamJoon pregunta en tono burlón aún sin dejar de moverse.
—Lo somos, deberíamos entrar a uno de eso concursos de baile— habla Jin y seguido suelta una corta carcajada.
Ambos bien saben que si entraran a uno probablemente serían los primeros descalificados, ni siquiera pasarían la audición.
Seok vuelve a lo que hacía hace un par de minutos atrás y Nam hace lo mismo. Cuando ambos por fin terminan sus tareas se dirigen a su habitación nuevamente, estaba lloviendo y tal vez sólo se la pasarían viendo películas de princesas, las cuales tanto le gustan a Jin.
