Dancing On My Own

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LINDSAY

Me siento tan sola, tan terriblemente sola desde que le conocí... solía pensar que tenía todo lo que quería, absolutamente todo lo que siempre soñé, excepto su amor. ¿Cuándo fué que mi corazón decidió rebelarse y enamorarse de quien estaba prohibido?

Conocí a Lee Seung Hyun una noche lluviosa, en mi primera semana en Corea. Decidí salir a un Pub de moda, del que me habían hablado, fuí directa a la barra y pedí un trago.

Después de que me lo entregara el Barman, me giré con la intención de observar el local en buscar algún hombre interesante y mi copa acabó derramada sobre el.

Desde que mi mirada cruzó con la suya, supe que ya no necesitaba buscar más; ya había encontrado lo que andaba buscando esa noche, un hombre alto, guapo, sexy y que irradiaba pura sexualidad por cada poro de su piel.

Esa fué la primera noche de pasión de muchas, fue un pacto sin palabras: Solo sexo. Ambos no buscábamos nada más; él no tenía tiempo para amar, y yo… creí estar inmunizada.

Ahora, lo único que hago es esperarle, sentada a la mesa mientras bebo mi décima copa de vino, viendo como la cena que había preparado estaba ya fría e incomible. Aún deseando estúpidamente verle entrar por la puerta, para que acto seguido me arrancase la ropa y me hiciera suya, como tan solo el puede hacerlo.

Y lo deseo tan desesperadamente que es absurdo, porque se que una vez más no aparecerá, y si lo hace; una vez que el sexo termine me dejará sola de nuevo, y con el corazón cada vez un poco más roto.

Miro la hora en mi reloj de pulsera, había quedado en venir a las 22:30. ya traía dos horas de retraso, y aún siendo absolutamente consciente de la situación, sigo esperándolo, rota en llanto.

El sonido de un mensaje de texto entrante rompe el silencio de la noche,  y de paso con mis últimas ilusiones:

“Perdóname, se que te dije que os veríamos, pero me es imposible esta noche. Te lo recompensaré nena. Seungri.”

La rabia y el despecho se apoderaron de mí, volqué la mesa, y lancé el celular lejos, lo más ridículo es que no podía culparle de nada, porque yo crucé la línea que habíamos delineado, yo me enamoré, con lo cual la única culpable era yo.

Agarré la botella de vino junto con la copa de la que había estado bebiendo, y me fuí a la habitación tambaleante, al llegar me miré al espejo, y lo que éste me mostró fue a una mujer apagada, es irónico que le gustara llamarme su estrella brillante… porque ahora me sentía como una que estaba por apagarse.

Me bebí el resto de la botella y con las pocas fuerzas que me quedaban preparé mis maletas, ya no podía seguir de este modo, era mejor sufrirle en la distancia, que teniéndolo tan cerca y al mismo tiempo inalcanzable.

 SEUNGRI

Había tenido que cancelar una cita con Lindsay una vez más, a causa de que mi primer disco en solitario era inminente, debía quedarme a ensayar y ultimar detalles; pero me era completamente imposible concentrarme, solamente quería terminar lo antes posible y pasar a verla aunque fuera un instante.

Sin proponérselo, esa radiante chica, de hermosa sonrisa se me había metido bajo la piel y no sabía como afrontar esos sentimientos. Había empezado a notar que ya no sonreía como antes, que esa alegría contagiosa que la hacía única, poco a poco se estaba apagando.

Estaba aterrado, porque sentía que la estaba perdiendo cada día un poco más, aunque siendo sincero no puedo decir que alguna vez fue mía. Entre nosotros no había nada formal, lo nuestro nunca había tenido nombre.

Dancing On My Own [One Shoot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora