capítulo único.

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Si eres alguien muy sensible, te recomiendo que leas con mucha discreción.




Jibyung caminó con cuidado entre los estudiantes. Se esforzaba para que los libros que presionaba contra su pecho no cayeran; realmente estaba muy apresurada como para siquiera detenerse a tomarlos en tal caso. Tanto así que su hombro chocó con un muchacho sin previo aviso.

— ¡Lo siento!

Él ni siquiera gastó tiempo en darse vuelta, sólo la ignoró. Así que ella se limitó a apresurar su paso y procuró que sus pies la ayudaran en avanzar. Al llegar a la puerta de la biblioteca, se detuvo en seco, estática. Y comenzó a sentir cómo el desespero crecía dentro de ella. Necesitaba que alguien abriese la puerta, ella no podía. Sus manos estaban completamente ocupadas en la cantidad de libros.

Elevó sus talones, tratando de visualizar a alguien a través del cristal, mas habían unas cuantas personas dentro de aquel lugar y parecían estar realmente plantadas en sus sillas. Ella maldijo por lo bajo.

Había sido una mala idea aprovecharse de la confianza que tenía la señora Kang, bibliotecaria, y pedirle veinticinco libros prestados. Aun cuando la señora estaba insegura, aceptó y Jibyung se había percatado, después de unas cuantas semanas, que últimamente la mirada con reproche que le otorgaba era porque no había devuelto los libros.

Soltó un respingo al ver que la puerta fue empujada. Por simple reflejo, miró a su lado y se encontró con una cabellera descuidada, seguramente por el viento o por no haberse peinado, y un semblante neutro. El muchacho estaba abriendo la puerta porque iba entrar, aún así, Jibyung se quedó helada. Su boca quedó abierta, observando cada movimiento que daba él, y, cuando lo vio finalmente a dentro, se percató de que aún sostenía la manija de la puerta, manteniéndola abierta.

— ¿No vas a pasar?—murmuró sin mirarla.

La castaña parpadeó reiteradas veces. Apenada, asintió y se apresuró en entrar.

—Gracias.

No escuchó ninguna respuesta, mas su corazón no evitó latir con desespero. El chico siguió su camino y se dirigió a una de las últimas mesas del lugar. Jibyung no dejaba de observar cada movimiento, nerviosa.

Encontrarse a Kim Taehyung era la mejor manera de hacer que su corazón sufriera. Sus piernas fallaban, sus manos sudaban y sus mejillas quemaban; era como hacer que todo su organismo se descontrolara al instante. No importaba cuánto tiempo pasara o lo mucho que lo intentara, seguía inquietándose al verlo. Porque, costara todo lo que le costara, aún no superaba a Kim Taehyung; seguía estando enamorada de él.

Con sus brazos contrajo más los libros a su cuerpo y se dio vuelta, dándole la espalda. Sin tardar mucho, cerró fuertemente sus ojos y sus labios formaron una línea recta, tensos. Se molestaba consigo misma por hacerse eso, por aguantarse y por torturarse. Estaba enojada consigo misma por ser una tonta y no decirle nada.

Soltó un gran suspiro y abrió los ojos al instante, tratando de recobrar la postura. Sus pasos comenzaron a dirigirse hacia el lugar de la señora Kang. No podía pensar en eso en aquel momento, no podía permitírselo.

[...]

Jibyung apretó la foto entre sus manos. El ambiente de su apartamento era frío, nostálgico, sentía que la soledad la inundaba y su ceño se fruncía cada vez más al mirar lo que tenía al frente. Nunca había entendido por qué aún conservaba aquella foto; era como clavarse el cuchillo ella misma y luego colocarse sal en la herida. Observaba con nostalgia el momento plasmado en papel fotográfico.

Lose↠k. taehyung.Where stories live. Discover now