Capitulo 30. Guerra improvisada de comida.

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Llegó el repartidor con nuestra cena y le atendimos tan deprisa que ni siquiera le dio tiempo al pobre de desearnos las buenas noches cuando le cerramos la puerta en la cara. Pobrecillo.

- ¡Dev! ¡No empieces a cenar sin mí! - Bromeé mientras corría hacia el comedor.

 Devon habia colocado estratégicamente encima del mueble del salón para que no llegara. Estaba sentado en una de las sillas del comedor mientras miraba como me ponía de puntillas para intentar llegar a lo que era mi cena y no paraba de reírse al ver que no lo conseguía.

- Dev, eres una mala persona. - dije gruñendo. - Baja el maldito box... tengo hambre.

- Oye, el que algo quiere algo le cuesta ¿no? va, sigue intentandolo. - Comentó entre risas.

- Recuerdame porqué te he invitado a cenar esta noche en mi casa.

- Porque soy tu amigo y tio de tu hija, ¿quizá?

- Como no me bajes el maldito box, te vas a enterar. - dije intentando que eso sonara a amenaza.

- Está bien, solo tienes que decir las palabras magicas y yo te lo doy...

- Dev, deja de vacilarme y... ¡bajame mi cena!

Devon comenzó a reirse mientras se levantaba de la silla, yo mientras tanto me aparté y me cruce de brazos a la espera de que bajara esa maldita cajita de plastico.

Se puso de puntillas y alargó los brazos, me fije en su tonificada espalda, el muy capullo ahora iba al gimnasio por lo que parece... encima la camiseta blanca marcaba cada musculo de su espalda y eso no ayudaba. Ana, céntrate.

- Aquí tienes, quejica. - Dijo mientras me entregaba la maldita cajita blanca.

- Gracias.

Ambos nos sentamos a cenar, y entre una cosa y otra solo quedaba una gyoza en la mesa. 

Nos quedamos mirando la empanadilla como si fuera lo mejor de todo lo que habia en la mesa y nos retamos a ver quien la cogia antes.

La cogí rápidamente y se la mostré antes de ponérmela en la boca en señal de victoria.

- ¡Serás mala! yo quería esa gyoza... - dijo mientras ponía una mueca de tristeza.

- Si la quieres, vas a tener que cogerla. - Me la puse entre los dientes y le reté a que se quedase mirando mientras me la comía, pero no fue eso lo que hizo.

- ¿Te crees muy lista no? - comentó mientras me miraba y se levantaba lentamente de la silla.

Yo no sabia que iba a hacer, pero podía hacerme una idea.

Se acercó tanto a mi, que yo me quede inmóvil, no sabia si correr en dirección contraria a la suya o seguir sentada esperándole.

Se colocó frente a mi sonriendo, me miró a los ojos y luego miró mi boca, la cual aun estaba abierta y con la gyoza entre mis dientes.

Antes de que yo pudiera reaccionar, se lanzó contra mi boca y simplemente con un roce de labios, logró quitármela.

- ¿Y ahora qué? - dijo sonriendo de vuelta.

Yo estaba alucinando, me está retando a comerle la boca y yo no sé qué hacer. No me imaginaba que esta noche de amigos, acabaría siendo algo más... pero me daba absolutamente igual.

- te vas a enterar.

Me levante de la silla y fui al ataque, ya me daba igual que Dev fuera mi amigo, me daba igual que eso fuera una cena y que fuéramos más allá. Me lance a por él y le besé.

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