Un día. . .

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       Piensa en un día cualquiera. En uno en el cual lo hayas pasado bien o en uno en el que lo hayas pasado de puta pena. No importa qué día escojas, simplemente piensa en uno. Puede ser el día de tu cumpleaños o el del aniversario de boda de tus padres. Quizá inclusive sea el día de la muerte de tu primera mascota. Toma ese día y piensa bien si hay algo que lo hizo diferente a los demás. O si no quieres que sea un día en concreto, solo piensa en un número al azar: puede ser de dos cifras o de una sola; par o impar; del mes de abril o quizá de diciembre. El caso es que pienses en un día cualquiera. La tierra da 365 vueltas sobre sí misma a medida que da una vuelta alrededor del Sol. Asi que, solo tienes que pensar y escoger una de esas vueltas que ha dado.

    ¿Y bien? ¿Qué día escogiste?

      No hace falta que lo digas si no quieres, pero solo mantenlo en tu mente. ¿Recuerdas algo de ese día a lo largo de todos los años de tu vida? Es imposible que logres recordar qué desayunaste cada quince de enero o qué hiciste a las cinco de la tarde de cada veintisiete de octubre —por poner algún ejemplo —. Los días pasan. Van y vienen. Se repiten. Y siguen siendo igual de insignificantes en comparación con toda la vida que tienes por vivir. No importa que tu cumpleaños sea cada dieciocho de julio, con los años olvidarás cómo fue tu primera fiesta de cumpleaños o el regalo que tu mejor amigo del momento te hizo a los cinco años y que en ese instante te pareció lo más genial del mundo.

     Esa es la realidad. Vivimos pensando que cada día es importante, pero en el fondo olvidamos muy rápido lo que sucede en cada una de esas veinticuatro horas en las que nuestra vida va menguando. No soy pesimista; es un hecho realista que por cada minuto que pasa estás más cerca del instante de tu muerte. Dicho así suena muy jodido, ¡pero sólo es un ejemplo! Con todo esto, a donde quiero llegar es a que las personas, tal y como los días, van y vienen. Algunas son jodidas y dejan huella de mala manera; otros son unos angelitos que nos marcaron el corazón con un cálido beso y otros muchos simplemente son como nuestro primer desayuno: ni siquiera recordamos cómo fue.

     No estoy culpando la mente humana, ni criticando a la gente que olvida fácilmente. Sería algo muy hipócrita por mi parte el decir o insinuar algo como eso. No. A lo que realmente quería llegar es a que tanto como tú,que en este preciso instante estás aquí leyendo esto, el próximo año, el mismo día y a la misma olvidarás qué estabas haciendo en este preciso momento, yo también . Y por eso mismo, para mí, Seung, un adromano —conocido como padecer satiriasis o ser un adicto al sexo para aquellos cuyo vocabulario no sea tan extenso— el conocer "gente de un día" es bastante común, prácticamente una rutina para mí. No hay amor, solo sexo. No hay citas planificadas con conocidos, solo encuentros imprevistos con desconocidos.

   No prometo una gran novela de amor que narra las relaciones sexuales que tiene un atractivo chico joven —a la mierda la modestia —, de nacionalidad coreana, desde que descubre su "enfermedad" hasta que se encuentra con la persona indicada, se enamora y tienen un final feliz. Ja. Si vienes buscando ese tipo de historia, mi biografía no es la adecuada. Aquí hay amor, sí, pero no correspondido. Aquí hay sexo, mucho, pero pocas veces se hace el amor. También vas a encontrarte con una historia confusa, complicada y ,en ocasiones, desconectada.  Pero, al fin y al cabo, soy humano. Me olvido de algunos días o simplemente encuentro otros que prefiero no recordar.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2017 ⏰

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