Teppei le había mandando un mensaje con su dirección y una hora para quedar, porque sabia que si no lo hacia todo lo que habían hablado en la consulta caería el saco roto, había sido aquella misma tarde, Makoto ni siquiera habas escuchado su teléfono sonar porque se estaba duchando, salió con una toalla en la cintura y otra sobre los hombros, empapada después de haber quitado de su pelo el agua suficiente para no dejar un rastro de salpicaduras por todo el camino entre el baño y su cuarto. Ya vestido se tiró sobre la cama y alcanzó su móvil a tientas con la idea de ponerse algo de música y leer para despejarse, cualquier cosa con tal de no pensar en las emociones que despertaba aquel idiota de Kiyoshi cada vez que andaba cerca. Pero parecía ser que el muchacho de corazón de hierro no podía dejarle en paz ni siquiera cuando estaba solo en casa, al desbloquear el teléfono en la pantalla brillo el mensaje del castaño, despertando en Hanamiya unas repentinas ganas de estrellar el aparato contra la pared más cercana. Abrió el mensaje entre gruñidos que detallaban lo idiota que era aquel muchacho, no se digno ni en contestarle, al fin y al cabo no pensaba ir ¿no? Tenía cosas más importantes que hacer, cualquier cosa era más importante que hacer de niñera del pívot de Serin.
La idea de no ir a su "cita" con aquel idiota había tomado fuerza durante la noche, en la que no había logrado descansar en lo absoluto, sin embargo ahí estaba, a las 5, vestido y a punto de salir de su casa para ir hacia la de Kiyoshi. Empezaba a pensar que era él el estúpido y no el castaño, vale que no tuviera nada más que hacer después de la practica con su equipo, pero de ahí a irse a ayudarle había un paso. Aquello ya no era solo por verle pasar un mal rato y Makoto lo sabía, no lo admitiría ni aunque lo amenazaran de muerte pero era así. Cerró los ojos mientras salía de casa, ni siquiera recordaba a que hora habían "quedado" pero bueno, ya llegaría.
Se pasó el viaje en tren contestando un par de mensajes, ignorando por completo aquellos de sus compañeros, que le increpaban sobre porque ya no salía con ellos, nunca había sido una persona de dar explicaciones o excusas así que tampoco les resultaría extraño que pasara por completo de contestarles y les dejara en visto. Era una costumbre que sus compañeros habían tachado muchas veces de mal educada y que otras tantas él había insistido en no tener intención alguna de cambiar.
Eran las seis y cuarto cuando llegó al bloque de pisos donde vivía el castaño. Fue a llamar al timbre cuando se dio cuenta de que no tenia ni idea de en que piso vivía el castaño. "Tampoco es como si tuviera que saberlo" se excuso a si mismo, sin embargo le recorrió una sensación extraña, su relación con Kiyoshi era todo y nada a la vez, el castaño le hacia sentirse extrañamente cercano a él pero al mismo tiempo no sabia nada de si mismo, no era que se quejara, le daba igual ser cercano al otro, pero se sentía extraño. Bufó apoyandose en el bordillo mientras tecleaba en el móvil.
"¿Piensas presentarte? Espero que no hayas hecho venir para nada"
Ahora que miraba la hora a la que le había propuesto Kiyoshi se daba cuenta de que había pasado casi hora y media y era probable que el castaño hubiera dado por hecho que no vendría, aun así él le había mandado el mensaje como si llevara allí una eternidad esperándole. No era como si se arrepintiera de nada, era consciente de que era una persona horrible, no iba a cambiar, menos por el idiota de corazón de oro, a pensar de todo tenia una sensación golpeándole el pecho, como si le costara respirar. Lo mejor seria sencillamente ignorarlo.
Teppei, por su parte, estaba tirando en la cama, la rodilla le dolía a pesar de los analgésicos, pues había estado cerca de media hora sentando el porche del bloque de apartamentos en el que vivía, esperando a que el otro llegara. Cuando el dolor y la incomodidad se hicieron insoportables se había subido de vuelta a casa, no podía salir solo, quizá sencillamente esperara un rato a que el dolor se calmara y llamaría a su capitán para que le acompañase. Sin embargo el cansancio pudo con sus planes de rehabilitación, estaba quedandose dormido cuando el sonido de su teléfono le hizo despejarse de golpe. Kiyoshi, tan considerado como era, tenía un tono distinto para cada uno de sus contactos "importantes" y aquel era el de Hanamiya. Una carcajada resbalo entre sus labios al leer el mensaje, no contestó, se limitó a volver a vestirse tan rápido como pudo para bajar a su encuentro.
ESTÁS LEYENDO
Cuidados [KiyoHana]
RomanceQuizá Hanamiya si que puede preocuparse por alguien. Quizá Kiyoshi no es tan tonto como el moreno piensa. Quizá Makoto no es tan insensible como todos creen. Quizá la sonrisa de Teppei no es tan irritante después de todo. Quizá, solo quizá, las cosa...