A ti, primer amor

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Hoy simplemente quería sentarme y escribir todo aquello que se me pasara por la cabeza. Si os lo preguntáis, estoy sentada en la silla de mi escritorio, escuchando música. Música triste. Lo sé. Taaan cliché. Parece que todo lo que gusta es cliché. Tan repetido. Tan aburrido. Pero supongo que en el fondo me gusta aburrirme. Pero hoy no quería hablar sobre... la vida o algo por el estilo. Hoy quería hablar sobre ti, primer amor.

Bien... antes de decir nada sobre ti, ¿cómo se olvida a tu primer amor? Me gustaría saberlo, la verdad. Porque por más que lo intente no doy. Creo que se trata más de sobrevivir con ello que olvidarlo. No me gusta la palabra olvidar. Es decir, creo que nada se olvida. También creo que soy una dramas contigo. A veces me digo a mí misma (sobre todo cuando me sorprendo pensando en ti) que ya está. Se acabó. Lo que fuese que teníamos acabó hace tiempo. Y no puedo hacer NADA. Aunque teóricamente si no hago nada también estoy haciendo algo. En fin, todo está perdido. Salvo los recuerdos. Y qué recuerdos. Yo los conservo todos, ¿sabes? Pero dudo que tú recuerdes los mismos. Lo más seguro es que lo único que recuerdes de mí es que un día empezamos a salir juntos y fue entonces cuando todo acabó, cuando ni siquiera había comenzado nada. Bueno, algo mutuo, porque entonces yo ya había creado un diario repleto de nuestros, digo, mis recuerdos. Toda nuestra historia está escrita, ¿sabes? Pero, aunque me duela recordar, me hace feliz, por muy contradictorio que parezca. Me emcanta releer una y otra vez nuestra historia y echar un vistazo a años atrás, al tiempo que sonrío y pienso: ¿cómo han cambiado tanto las cosas? También me gusta mucho contarla. Decirla en voz alta me tranquiliza y me consuela, aunque lo único que me apetezca en ese momento es decirte todo lo que he sentido y estoy sintiendo por ti. Pero supongo que eso sería raro e incómodo... para los dos. Mejor decírtelo cuando cada uno haya tomado su camino ya. Cuando, definitivamente, nos separemos. Cuando yo, me separe. Tú ya lo hiciste hace tiempo. No te culpo. Has hecho la mejor decisión, créeme. Es sólo que... envidio que te dé igual. Envidio que no hayas pensado en mí como yo he pensado en ti. Era, básicamente, una acosadora en todas sus normas. Psicológicamente, supongo. Por la mañana, en lo primero que pensaba era en ti. Y mi último pensamiento antes de dormir también lo eras tú. Lo sé. Soy débil. Y tonta. Aunque, creo que si te lo dijera, todo se acabaría. Mi preocupación, mi desesperación, mi sensación de vacío. Todo eso se iría, creo. Sólo es cuestión de decirlo. "Me gustas" sólo eso. Y, bueno, encontrar el momento. Creo que ese momento sería uno en el que yo esaría 100% segura de que no te vería en una temporada. Como las vacaciones de verano. Simplemente te llamaría, te sonreiría por última vez y soltaría la bomba: "Me gustas". Luego me iría y de una vez por todas cerraría la puerta. No más pensamientos de "¿y si...?". Sólo yo y el futuro. Sólo entonces, estaría preparada para seguir adelante, sola. Pero no sola, si no "sola", porque ahora también lo estoy y es una sensación muy distinta. El "sola" al que me refiero es la "sola" de libertad. Libertad de no sentirme atada al pasado, y avanzar con una nueva cicatriz, y sentirse orgullosa de ella. A ese sola me refiero. 

Y no sería una declaración de amor, sino una despedida. 

PENSAMIENTOS RANDOMWhere stories live. Discover now