Jungkook detiene sus acciones ante tu orden. Estaba en proceso de seguir cubriendo de besos la parte interna de tus muslos. Ambos están ansiosos, pero quieres que esto dure.
Continua con largos y profundos besos en la parte interna de tu muslo, y dejas escapar un suspiro. Jungkook. Kookie. Tu niño-juguete. Su actitud de chico malo fue un acto que te atravesó al comienzo, pero nunca habrías adivinado lo sumiso que era en realidad.
Todo el mundo siempre decia alabanzas sobre él. Te convertiste en su objetivo, luciendo bastante dócil e inocente, pero Jungkook aprendió rápidamente que no eras un juguete.
"No uses tus manos, quiero tu boca sobre mí". Susurraste, cuando Jungkook finalmente llegó a la cima de tus muslos.
A la primera sensación de su lengua, tu espalda se arqueó, presionándote más cerca de su boca. Él no dudó, ni se apartó. Buen chico. Continúa su acto lento, y usa sus manos para sostener la parte inferior de su cuerpo, sosteniéndolo y amasándolo.
"Noona..." Él gimió y sentiste las vibraciones ondeando a través de ti.
"¿Qué sucede, Jungkookie? ¿Vas a hacer un comentario sobre lo húmeda que estoy por ti? ¿O sobre lo mucho que quiero sentir tu pene?" Tus palabras pierden un poco de intensidad con lo jadeante que estás, pero aún así obtienen la reacción que esperabas.
Sientes su aliento cosquillear tus áreas húmedas, y al mirar hacia abajo te encuentras con sus ojos oscuros bañados en lujuria.
"Noona, estás mojado. He sido bueno y estoy muy duro. No me he tocado en todo el día, solo quiero sentirte a mi alrededor. Por favor." Al mencionar su dureza, sientes que tus entrañas se aprietan con deseo, y decides que sí, que sí quieres eso y lo quieres ahora.
"De espalda entonces." Jungkook deja tu cuerpo, y se acuesta a tu lado. Lo empujas hacia arriba para que esté sentado contra la cabecera y abres tus piernas para montarlo a horcajadas. "Entra en mí".
Jungkook se saca la ropa interior, y se frota una y otra vez a lo largo de tu entrada esparciéndose la humedad. Te puso ansiosa, pero te mantuviste fuerte, negándote a pedirle dos veces. De vez en cuando, Jungkook probaba para ver si decías algo, pero nunca lo hacías. Él, sin embargo, siempre se movía primero.
El empuje fue tan delicioso como siempre, y normalmente estarías de espaldas diciéndole qué tan rápido o qué lento lo quieres, pero esta era su recompensa. Tan pronto como tocó fondo, apoyaste tus manos sobre sus hombros, te levantaste y volviste a caer. Estableciendo un ritmo rápido y despiadado, sentías que tus muslos y caderas se quemaban por el esfuerzo, pero no pensabas parar.
"Mierda, noona. Eres tan... es tan bueno, joder, por favor no te detengas." La cabeza de Jungkook cayó hacia atrás y te inclinaste para besar su cuello. Marcándolo como tuyo y de nadie más.
"No te atrevas a quedarte allí, muévete tambien". Gruñiste en su oído, y Jungkook reaccionó. Moviendose contra ti, agarrando tu cintura fuertemente.
Gemidos salian de ustedes y sabían ambos estaban al límite.
Cuando te apretujaste a su alrededor, viste sus ojos cerrarse mientras seguia empujando cada tanto, ansioso por hacerte terminar. Su mirada en medio del éxtasis mezclado con su cálido alivio lo hizo por ti.
En algún momento de tus oleadas de placer, Jungkook te hizo rodar y posteriormente sentiste cobijas sobre ti. Normalmente lo regañarias por no limpiar de inmediato, pero él lo había hecho bien, así que lo dejarías descansar esta vez.
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