Con el brillo de una estrella (1/2)

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La brisa entraba por la puerta, el sillón se sentía cómodo, tanto que logró relajar al cansado gato.

- ¡Nos vamos, Anubis! - le acarició su dueña. - cuida la casa.

El gato ignoró las palabras de la chica, y siguió descansando.

La familia había salido a un festival, por lo cual al felino le esperaba un rato solo.

Muchos decían que esa misma noche, el cielo presentaría una lluvia de estrellas.

Al llegar el momento, el gato vio por la ventana.

El espectáculo fue bonito pero él no tardó en caer dormido.

Disfrutó mucho ese descanso, pero al pasar el tiempo no pudo evitar despertar, su cuerpo se incomodó al sentir frío.

Se levantó para tomar agua, y sintió algo diferente.
Pues al intentar caminar sus patitas no funcionaron.

Cómo pudo se apresuró a llegar a un espejo.

Buen susto se llevó, frente a él se encontraba un humano de cabello gris.

Asustado salió por la ventana en busca de ayuda.

Sin pensarlo dos veces, corrió al departamento X3.

Un joven se encontraba haciendo tarea, y se vio interrumpido por unos rasguños en su puerta.

Poco interesado, se puso de pie y abrió aquella puerta.

- ¿QUÉ RAYOS?

Muy asustado, un joven de ojos amarillos verdosos le comenzó a maullar tristemente.

- ¿QUÉ HACES AQUÍ? - exclamó sorprendido.

Al ver que sólo respondía con maullidos, el muchacho no tuvo otro remedio que darle el permiso de pasar.
Aunque dudó demasiado de su decisión.

- ¿No tienes frío? - preguntó desconcertado. - eh, te traeré ropa.

Solo en la sala ajena, el gato convertido en joven miró sus nuevas manos.
Con sus dedos tanteó su boca y mejillas, dándose cuenta de que ya no tenía a sus amados bigotes.

- Toma la ropa.

Con curiosidad, el invitado miró aquel suéter color azul.

- ¿Qué sucede?

Cómo era de esperarse el gato no respondió.
El de cabellos castaños se dió cuenta de que esto tomaría mucho tiempo.

•°•°•°•°•°•

Al marcar las nueve y media, el visitante vestía el suéter junto a un pantalón negro.

- Parece que ya está, ¿Quieres comer algo?

Y así pasó la noche.
Con un chico que anteriormente era un gato y otro joven terriblemente confundido, e insomnio mutuo.

A la mañana siguiente volvieron a tocar su puerta.

- ¡Hola! - dijo la morra.

- Hola, ¿Qué pasa? - le preguntó a la chica frente a él.

- ¿No has visto a mi gato Anubis?

- No, ¿Se escapó?

- Sí, otra vez.

Después de una larga plática, fue directo a su sofá, viendo al otro joven dormir.

Con delicadeza, acarició los cabellos grises del muchacho.



• Cuando escuches mis maullidos • [One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora