VI

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Tardes de otoños, ya no hay primaveras (ni ninguna estación del año en realidad).

Ya no hay pajarillos en tu ventana de la izquierda

sí, esa, la que solías llamar andrómeda, porque era como una avertura vecina de galaxia paralela al atardecer.

Ya no hay pinceles manchados ni cuadros dibujados con qué se sabe qué.

Ya no hay nada,

ni siquiera arte aquí.

SeleneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora