Capitulo 2

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*Día uno 4:20 de la madrugada

Todo se está volviendo muy extraño desde hace algunas semanas.
Es raro hacer un "diario" contando cada cosa nueva que pasa, pero ya no sé de qué manera sacar todo esto...
Tan si quiera... Ese sueño. Fue demasiado extraño y hasta quizás demasiado perturbador para mi gusto, pero lo recuerdo y todo en mi se tensa y mis mejillas de tornan extremadamente rojas, inclusive mi pulso se acelera de solo recordar su cara tan cerca de la mía.
Aún no se lo que me pasa...

El día está relativamente bonito, y yo aquí en cama sin poder hacer algo. Me daba pereza hasta vivir estando aquí, acostado, haciendo nada. Nunca creí decirlo, pero verdaderamente extraño la escuela y eso que solo e faltado un día...
Suspiro con pereza, agarro mi teléfono y reviso mis redes sociales. Veo que tengo unos cuantos mensajes preguntándome si me siento bien. Se me escapa una media sonrisa y contesto los mensajes.
De repente me llega la notificación de un mensaje que dice "weeeeey" y al segundo escucho el timbre de mi casa sonando insistentemente. No reviso el mensaje pero tengo la leve sospecha de quién puede ser y sin quererlo, sin si quiera estar consciente de que está pasando, mi pulso se acelera y mis mejillas se ponen un poco calientes. Reposo mi cara en mi mano y vuelvo a pensar en el sueño. Siento una electricidad recorer todo mi cuerpo haciendo que mi mejillas se calentaran aún más hasta hacerlas sonrrojar, pero un pitido repetitivo hace que salga de mis pensamientos y que me sobresalte.
Veo que es mi teléfono, le echo un vistazo a la puerta pensando que quizás solo venían a visitar a mi madre como era costumbre. Alzó mis hombros con indiferencia y respondo la llamada. Era Brenda...
—¿Bue-
—¡BEBÉ!, ¿Cómo estás?, ¿Cómo te sientes?, ¿Todo bie-
—Si bebé, jajaj, no te preocupes, estoy bien. Tranquila...
—¿Seguro? Realmente me preocupaste, sentí que no despertarías o algo por el estilo, ¡Ay no!
¡Todo por la estúpida culpa de E-!—
De repente veo como la puerta se azota haciendo que me sorprendiera. Casi suelto el teléfono de no ser por qué lo vi bajo el arco de la puerta
—¡¿Qué pasó pinche putita, me extrañaste?!— Me sobresaltó y me sonrojo un poco. Vino...
—¿Alan? ¿Bebé? ¿Todo bien?...— No puedo contestar... –¿Qué me pasa?– Me pierdo en la mirada y en el aspecto un tanto tierno de Exxon; se veía cansado y a la vez se reflejaba el rosado de sus mejillas; si te fijabas bien, podrías ver su pequeñas pecas. Estaba realmente preocupado aunque quisiera demostrar lo contrario.

Aclaro mi voz y vuelvo a tomar nuevamente mi teléfono. Sin querer me olvidé completamente de la llamada
—Bebé, te marco al rato ¿si?— Y sin esperar respuesta cuelgo.
Creo que últimamente me he portado muy frío con ella...
—Heee, ¿interrumpí algo importante? —No we, no te preocupes, solo pregunto cómo estaba, nada importante.
—Bueno, este... Cambiando de tema... ¡Wey!, me metiste un buen susto...—dice mientras se sonrroja, tratando de ocultar la culpa
—Imbécil, si por tu culpa es que me duele tanto la cabeza— subo un poco el tono de mi voz y digo con un poco de enfado
—jajaj, ya wey, perdón, pero aquí la verdadera pregunta es...— su voz suena risueña
—¿Por qué la tenías parada we?— abro grande mis ojos y mis mejillas toman un poco de color. Empiezo a recordar nuevamente tratando de pensar en alguna excusa pero creo que el color de mis mejillas iba incrementando con cada recuerdo de que aquel sueño.
—Hee, este... No s-
—Jajaj, está bien wey— me dice, nuevamente risueño
—Si quieres no me cuentes. Quién sabe cuántas cosas depravadas soñaste

De repente empiezo a sentir fuertes punzadas en mi cabeza que recorren cada rincón de mi cráneo. Me hacen quizás hasta gruñir.
—¿A-a-alan? ¡¿Qué pasa?! ¡¿Estás bien?!
—No, mi ca-abeza... Háblale a mamá... ¡Aaahg!— digo con un poco de desesperación y con voz sumamente debil. Trato de decir algo más pero la palabras no salen y el dolor es aún más fuerte.
Puedo ver cómo Exxon sale lo más rápido posible de mi habitación y llama a mi madre con un poco de desesperación.
Por mi parte, trataba de no cerrar mis ojos, aunque esto se volvía cada vez más difícil, todo se volvía borroso y mis ojos se volvían más pesados.
—¡Hijo!, tranquilo, Exxon ya está marcando a una ambulancia— empezó a acariciar mi frente que se iba llenando de pequeñas gotas de sudor
—Mamá...
—No hables hijo... No te esfuerces...
Cada vez era más difícil mantenerme aquí. Estaba muy mareado y las cosas se volvían cada vez más borrosas
—¡Hijo!, ¡no cierres los ojos! ¡No te duermas!
Lo último que pude ver fue la cara de preocupación y angustia que tenía mi mamá, nunca la había visto tan nerviosa...

                               •••
Mi cabeza duele, todo mi cuerpo se siente sumamente incomodo y debil, pero no puedo moverme, mucho menos despertar; siento mis párpados demasiado pesados aún, y mi cabeza punza cada vez más fuerte, más no me puedo quejar.
Gracias a la contusión, su cerebro empezó a inflamarse y es por eso que los dolores de cabeza fueron incrementando aún más. Alan es muy fuerte, además estuvo a tiempo, todo esto pudo haberle provocado un estado de coma o algo peor... 

¿Quien era? ¿De quién era esa voz? Ó la pregunta del millon, ¿en dónde estoy?

No puedo ver nada, solo siento el resplandor de las luces. Cualquier esfuerzo por moverme o abrir los ojos es en vano. Me doy por vencido.
Poco a poco siento que voy perdiendo el conocimiento, otra vez...

ELANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora