Phaniemalls

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Todos tenemos un animal que nos represente en nuestro interior, queramos verlo o no.

Algunos son lobos; solidarios y fieros a la vez. Misteriosos, lo que los hace interesantes.

Varios son búhos; inteligentes y pacientes. Solitarios, pero con indiferencia.

Otros son perros; leales y aventureros. Confiables, aunque bastante hiperactivos.

Por otra parte, los gatos; independientes y astutos. Muchos tiernos, y otros tantos insoportables.

¿Qué? No es que tenga nada en contra de ellos, solamente he aprendido a no fiarme por experiencias del pasado.

No nombraré todas las especies, ya que se calculan que existen unas 8,7 millones de especies y no tengo tanto tiempo.

Los Phaniemalls no tenemos una vida fácil. Debemos vivir separados de los humanos normales debido a que nos tratan como a monstruos, discriminandonos, maltratandonos, insultandonos e incluso con deseos de eliminarnos solo por ser distintos, pero ¿No es que todos somos distintos? Entonces, ¿Tendríamos que matarnos todos entre todos has convertirnos en clones?

Los Phaniemalls somos una raza híbrida entre humanos y animales. A una temprana edad conseguimos la habilidad de transformarnos en el animal que más nos represente según la personalidad. Los adultos dominan este "poder", pudiéndose transformar en el momento que quieran. Al contrario, los más jóvenes no lo controlan y se convierten en animales sin desearlo. Como en todo, existen algunas excepciones; hay niños que ya saben como utilizarlo desde la primera vez, y adultos que todavía no han aprendido.

–¡Zaira! –Gritó mi madre con desesperación. Pude escuchar sus pasos mientras subía por las escaleras.–¡Despierta! Llegarás tarde.

–¡Ahg! –Exclamé poniendo la almohada la cual antes abrazaba en mi cabeza antes de levantarme unos minutos después.

Abrí mi armario sin fijarme en el espejo que reflejaba mi espantoso rostro de recién levantada. Tomé la primera sudadera que encontré; una negra la cual contenía unas palabras en inglés de color blanco, y unos vaqueros oscuros.
Posé la ropa encima de la cama para dejar mis manos libres. Agarré una toalla y me encamine hacia el baño.

–¡Eh! ¡Está ocupado! –Cerré la puerta rápidamente al escuchar a mi hermano gemelo, Neon.

–¡Perdón! –Me disculpé y me fui rápidamente a la cocina.

No estaba dispuesta a perder más tiempo, debía llegar temprano si no me quería encontrar de frente con los idiotas de mis amados compañeros.

Agarré dos trozos de pan y los metí en la tostadora hasta escuchar el «pi» indicando que estaban preparadas. Tomé un vaso de la estantería y lo llene de agua.

Pose las tostadas en un plato y lo coloque encima de la mesa junto al vaso. Me disponía a comer pero una voz hizo que me sobresaltara soltando el agua, el cual me empapo toda la ropa.
Me levante de golpe y me gire frunciendo el ceño.

–¡Disculpa!
Vi como la persona de enfrente hacia una reverencia arrepentido.
Ese educado chico era mi hermano mayor, Axel.
–No quería asustarte. –Murmuró levantándose y mirándome fijamente esperando un regaño.

–No te preocupes. –Me encogí de hombros y tome una servilleta para limpiar la mesa.–Menos mal que todavía no me había cambiado. –Le sonreí y él me imitó tímidamente.

Axel era mi ejemplo a seguir; tan educado, guapo, inteligente, amable. Es el típico "chico perfecto" solo que él no me caía mal.
Desde pequeña me apoyo en todas y cada una de mis decisiones era el único que me comprendía aparte de Laila. Da muy buenos consejos aunque ya no somos tan cercanos.

Me despedí y volví a mi habitación con la toalla de antes sin ganas de desayunar. Al estar a punto de entrar vi a mi gemelo «¡Por fin!». Suspiré, agarré la ropa y entre en el baño para allí ducharme, lavarme los dientes (aunque no haya comido nada es por higiene) y peinarme.

«¡Mierda!» solté al ver la pantalla de mi teléfono.
Me calce rápidamente, tomé una chaqueta y mi mochila antes de salir corriendo dirección a mi instituto.

Corrí a la mayor velocidad posible, el sonido de mis botas en los charcos formados por la lluvia parecían una melodía si sumabamos el canto de los pájaros y el movimiento de las hojas debido al viento.
Mi cabello comenzaba a dificultarme la visión poniéndose delante de mis ojos, pero eso no impediría que no siguiese con el mismo ritmo.
De repente me acordé, sé que no está bien, sin embargo, no hay otra opción.
En ese momento me transforme en zorro, mi espíritu animal. Creo que se me había olvidado mencionar ese detalle.

Mi familia esta formada por lobos, exceptuando a mi abuelo que fue un perro, y a mí, un zorro.
No me siento para nada incómoda y no haré un drama sobre esto.
No todas las familias son de la misma raza ya que como mencioné antes, el animal nos es asignado según nuestra personalidad.
Incluso Neon y yo que somos gemelos somos muy distintos.

Me sentía libre, hacía mucho tiempo desde la última vez.
Mis patas iban a una gran velocidad, mi cuerpo era ligero y por lo tanto iba más rápido que en mi forma humana.

No tarde mucho tiempo en ver un gran edificio blanco y de cristales impecables rodeado de gente de todas las edades.

Volví a mi forma original antes de que nadie me viese.
No estaba prohibido transformarse, solo era mejor no hacerlo por las consecuencias que tenía.

Fui caminando con tranquilidad al ver que todavía no habían abierto. Suspire aliviada y mire confusa la pantalla de mi móvil. Soy idiota, todavía sobraba tiempo.

Me di un golpe imaginario y me dirigí hacia una chica de cabello negros y unos ojos azules profundos que enamoraban a cualquiera.

–¡Hey! –Dije para llamar su atención a lo que ella se giró y sin pensarlo me abrazo.

–¡Te he echado de menos!

–Lo sé, lo sé. –Rodé los ojos con una sonrisa.

Laila era muy cariñosa y no soporta alejarse de mí, es como una hermana pequeña que debo proteger como sea posible.

–Bueno, ¡entremos dentro! –Se separó del abrazo al escuchar el sonido de la campana.

Al pasar por las grandes y hermosas puertas se siente una sensación extraña e inexplicable. Sientes inspiración pero frustración a la vez, te dan ganas de hacer algo productivo y eso provoca que tenga impaciencia.

Si no conociese el instituto como la palma de mi mano no dudo que me perdería.

Recorrimos el pasillo hasta encontrar nuestra aula, dentro se encontraba una chica rubia de nombre Helena. Ella era la chica inteligente y puntual de nuestra clase.

La salude con la cabeza y ella levanto su mano agitandola alegremente.

Laila y yo nos sentimos a su lado sacando los libros mientras los demás alumnos se unían a nosotros.

–Buenos días, clase.– Saludo el profesor desanimadamente.

–¡Buenos días, profesor!

–El día de hoy abriremos el libro por la página 187. Vamos a estu– Fue interrumpido por el sonido de la puerta al dar un portazo.

–¡Ya estoy aquí, pringados! –Gritó Joel haciendo su "espectacular entrada", apodado también como «ElChicoEstúpido,InútilYHorribleQueSeCreeGuayYSeHaVueltoMiMayorEnemigo» Sí, sé que es muy largo por eso prefiero llamarlo "Idiota".

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2017 ⏰

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