La Familia Rogers Stark

Tobey

- ¿Quién es el padre?

- No lo sé... no... no lo recuerdo.

- ¿Cómo que no lo recuerdas? Hijo, ¿qué has estado haciendo?

- No entiendo porque no te sorprende María.

- Howard...

Tony había regresado a casa. Las vacaciones de navidad ya habían iniciado.

Cuando regreso a casa... tuvo que decirles el oscuro secreto y del porque su vientre lucia ligeramente abultado.

- Mírame, mírame bien... ¿te marcaron?

- No papá. No paso, solo fue...

- Eres un Omega, sabes las consecuencias de no seguir el horario de tus medicamentos...- su padre estaba molesto.

Tony estaba en el sofá, Howard recargado en la pared y la hermosa María sentada junto a su hijo.

- ¿Cuántos meses tienes? – María miro con dulzura a su hijo a quien tomaba de la mano.

- Tres meses...- Tony sonrió.

- ¿Y qué piensas hacer?

El heredero Stark era joven, tenía unos 17 años cuando quedo en cinta. Decía la verdad, no recordaba con quien estuvo aquella noche. Al despertar estaba solo, la ropa en todas partes y él se sentía más pegajoso de lo normal, fue allí que se dio cuenta que el calor de su celo le había hecho una mala jugada, no tomo las pastillas con el control requerido, y mucho menos estaba cerca la chica que lo cuidaba.

- No lo sé... yo, pensé... paso por mi mente perderle... pero no pude...

- ¡Tony, no lo digas!

- Lo lamento mamá, pero en verdad lo pensé.

- Mira... no te marcaron, eso es bueno, aún puedes hacer tu vida con otra persona, aún teniendo a ese bebé...

- ¿Solo eso te interesa? ¿Que no esté marcado?

- No Tony, tu papá...

- No te metas María. Escúchame Anthony. Se supone que tú vas a heredar la empresa, tus comportamientos me hacen pensar que no eres el indicado para esto, es mejor que deje todo a manos de Virginia y May. Al ser un Omega debes darte a respetar, no salir de juerga como últimamente lo haces, aún te falta la universidad.

- No papá, son las apariencias, como siempre quieres tapar el sol con un dedo, que nadie descubra que el gran alfa de la familia tiene un hijo omega, qué...

- ¡Basta Tony! ¡Cierras el pico y te callas mientras el adulto habla!

El silencio se hizo presente. María sabía que Howard tenía la razón.

- Tienes dos opciones.

- ¿Opciones? Seguramente querrás que lo pierda, todo lo que tocas lo destruyes papá.

- Y si te digo que lo hagas, ¿lo harías?

- Nunca, jamás te he hecho caso, ¿por qué cambiaria ahora?

- Tony, un bebé es una gran responsabilidad, no es cualquier cosa, te lo digo yo, que tengo tres hijos.- dijo su madre.

- Tendrás al bebé, te harás responsable. Regresaras a casa. Ingresaras al MIT desde ahora, tienes la capacidad para estar allí.

- Howard...- sonrío su esposa.

- No me parece un castigo...

- No lo es Tony, lo que hiciste fue sumamente irresponsable. Cargaras con el hecho de no saber quién es el padre, no serás marcado y no permitiré ninguna objeción de tu parte con la crianza de tu hijo.