STRANGER (Luna Valente)

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Luna

-Después de receso, tenemos laboratorio de química, así que no olvides llevar tu bata y cuaderno, por qué el profesor es extremadamente estricto, inclusive con las nuevas- río.

-Ok, anotado- reí también- neta muchas gracias Nina, yo creo que sin ti estaría apuntó de colapsar- admiti.

-Descuida, desde que te presentaste en el Roller me agradaste bastante y al saber que iríamos al mismo colegio, ¡supe que seriamos grandes amigas!-

Sonreí.

-Enserio, todas ustedes me han hecho sentir como en casa, ¡todo es muy agradable!-

Nina dejo de sonreír.

-Bueno, no todo...- hizo un gesto con la cabeza apuntando detrás de mi.

Voltee y me encontré de nuevo con el chico fresa, no sabía su nombre, y sinceramente no me interesaba...bueno, algo...

-¿El chico fresa?- pregunte girándome de nuevo a ella.

-¿El que..?- respondió confundida.

-Chico fresa- repetí- así le digo por qué no se su nombre...-

-Matteo Balsano, así se llama.

¿Matteo Balsano, eh?

Ja, debería ser "Matteo el Fresa Balsano"

-¿...y por qué no es algo bueno?, ¿te cae mal?

Nina río.

-Tendría que estar loca para que me agradará. Además, ni siquiera sabe que existo, es el típico chico "popular e inalcanzable"- alzó la vista y cambio a un gesto algo triste- al igual que sus amigos...

Gire de nuevo y lo vi hablando con un chico, el mismo chico con el que lo vi esta mañana al chocar con
el.

Analizando lo que dijo Nina, y por como lo dijo...lo entendí todo.

-¡Te gusta!- grite girándome de nuevo a ella, atrayendo algunas miradas incluyendo la de ellos.

-¡Shhh!- me tapo la boca con su mano- no seas tan obvia que nos están mirando- dijo nerviosa

Rei y me encogí de hombros.

-Perdón...- me disculpe.

Ella también río.

-Mejor vámonos...- tomó mi mano y jaló de esta.

Gire por última vez y mi mirada se conecto con la de Matteo, lo cual, por alguna extraña razón, me puso algo nerviosa, así que me voltee de nuevo rompiendo así la conexión de nuestras miradas.

*****

Estaba guardando los últimos cuadernos en mi locker, para así finalizar mi primer día en el colegio.

Así es, soy nueva. Mis padres y yo vivíamos en México, Cancún para ser más exactos, pero la señora Sharon, una mujer muy elegante y bastante rígida, la cual fue a pasar su verano en la mansión donde mis padres trabajaban, les ofreció empleo aquí, en Buenos Aires, Argentina. Y parte del trato era que me brindarían "la mejor educación" así que ahora estoy aquí, en el gran Blake South College y vivo con la señora Sharon y su ahijada Ambar, la cual es insoportable, neta, es una súperchulita, y la verdad yo prefiero no meterme con ella...

En fin, desde que llegue no e parado de escuchar hablar del chico fresa, quien al parecer es un tema muy popular aquí, el cual sinceramente no entiendo...y no tengo ganas de hacerlo...

Y hablando del rey de Roma...

-Hola- susurran en mi odio, provocando que me sobresalté.

-¡Ay, me asustaste!- toco mi pecho tratando de recuperarme.

-No exageres, chica delivery.

Lo miro.

-¿Sabes? Las personas normales, no van por ahí susurrando cosas en los oídos de la gente, chico fresa.

-Pero yo no soy alguien normal, eso es algo que tienes que saber si quieres conocerme mejor- guiña su ojo y se acerca.

-Y...¿quien te dice que quiero conocerte mejor, Matteo?- lo alejó.

Me mira y se ríe levemente.

-Que...sabes mi nombre y yo no te lo dije.- sonríe arrogante- Dime, ¿me has estado investigando chica delivery?

<<Muy bien Luna, brillante como siempre...>> me digo a mí misma.

-Digamos que aquí al parecer eres "la gran cosa"- dije tratando de no parecer nerviosa.

-Por algo soy el mejor, eso también tienes que saberlo. Aquí, en el Roller y en casi todas partes soy sumamente conocido, así que no te sorprendas si escuchas mi nombre de nuevo.- habla en un tono sumamente arrogante.

Me río.

-Ajá, si claro.- hablo sarcástica- ¿sabes?, tengo cosas que hacer, así que, te veo después chico fresa.

Palmeo su hombro y camino hacia la salida sin siquiera mirarlo.

En ese ligero transcurso me pregunté si es que Matteo, que es tan arrogante y vanidoso, era así realmente o...solo lo aparentaba.

Quizá debajo de aquella personalidad egocentrista y altanera, se encontraba algo totalmente diferente, sorprendente, algo o alguien que está esperando el momento para aparecer...

Que equivocada estaba...