Un primer sorbo de un café recién servido; uno de esos caros, por solo un estampado blanco que adornaba su superficie, y estaba dispuesto a pagar en ese lujoso lugar. Era amargo al igual que la expresión que llevaba, aunque en ese momento, no era más que una mueca que padecía de un susto que predecía. Lo tenía claro, algo pasaría, le gustara o no.
Sostenía con temor el recipiente de aquel líquido al cuál era adicto, mientras trataba de no quemarse en un simple descuido por la culpa de labios tiritones. Ya bastaba con el cansancio abrazando su espalda y hombros; prácticamente, parecía un zombi si no fuera por su ruidosa y lenta respiración atormentando el ambiente.
Estaba apartado de otras mesas del local, solo su existencia y su editor observándolo con ojos capaces de hacerle correr de terror. En sus manos entregaba con temor y con sus ojos siendo un lio, su manuscrito. Había trabajado días enteros, hasta noches de desvelo había dado para terminarlo, pero sabía que algún error encontraría ese perfeccionista con corbata verde. Siempre lo hacía, esos lentes que llevaba... ¿acaso tenían algo especial? Se preguntaba cada vez que se encontraban; la duda plácidamente se acomodó en su cabeza desde que se conocieron.
Con rapidez el contrario sostuvo el conjunto de hojas entre sus toscas manos, inspeccionando cada línea puesta en ellas.
— Ichimatsu-san... —Por fin hablo luego de unos minutos, luego de dar una vista rápida cada parte y cosa que aparecía ahí; dio un suspiro, arrugo su ceño y miro sin ánimos a su carga—. ¿Qué es esto? —interrogo.
— ¿Qué no ves? El manuscrito que me pediste para una historia corta de este mes, —respondió tratando de no dejarse llevar por sus nervios—. ¿Hay algo malo en él...?
El editor le miro como si no creyera del todo sus palabras, cruzo sus brazos y le basto solo trenzar sus miradas para hacerle saber que no estaba satisfecho, en lo absoluto, estaba decepcionado—. No puedo creer que me entregues algo de tan baja calidad. —Tomo un poco de su té que desprendía un dulce aroma que inundaba su nariz, y volvió abrir su boca buscando las palabras para describir su sentir—. ¿En serio? Una protagonista que no hace más que desesperar, y que ese es su supuesto encanto; ¿esa es tu mejor idea? La chica no hace nada más que llorar, ni siquiera se puede simpatizar con ella o creer que en verdad ama al chico, cuando no hace nada para estar con él. Solo cinco palabras resumen esta historia: una fastidiosa chica con suerte.
Ichimatsu se limitó a ver el blanco suelo del lugar, tratando que el corazón no se cayera del pecho por el peso de los pedazos que ahora era. Abrazo sus piernas buscando consuelo propio que no le daría el enojado hombre que lo acompañaba. Las palabras que actuaban como agujas en su cabeza, solo causaban un dolor más en su lista de problemas. Daba igual si eso mostraba su falta de modales al estar en esa posición.
Dolía saber que todo su esfuerzo, solo daba como fruto algo mediocre que el creyó perfecto.
—Ichimatsu-san, no es hora de que abrace sus piernas —reclamo.
—Cállate Pajamatsu, ya acabaste conmigo—. Respondió sin mirarle, pero de mala gana le hizo señas un tanto despectivas—. Je... yo sabía que era basura incapaz de algo, pero ahora supongo que no puedo hacer otra cosa que producir dióxido de carbono —concluyo para sí mismo.
— ¡No es hora de que se ponga en ese contexto! ¡Y ya le dije que esa no es forma de referirse a su editor! —No se contuvo, y en su arrebato golpeo la cabeza del otro con el propio manuscrito, y regreso a su asiento—. Solo dije que la protagonista es mediocre, pero el chico es pasable, solo necesita unos detalles y cambiar a la chica. Eso bastara.
— ¿En serio, Choromatsu? —Asomo su cabeza lentamente, realmente no le importaba el golpe, ya correspondía a algo común de ellos—. Si me mientes, te juro que te perseguiré hasta muerto, nunca te soltare y estaré maldiciendo toda tu vida sin importar si tienes familia—; murmuro bajo, como si recitara una maldición.
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Por una rosa azul.
FanfictionPorque una flor es capaz de unir dos caminos, ¿no lo crees?