único.

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Estaba sobre el cuerpo de su novio, besándole mientras que él se mantenía acariciando todo su cuerpo, repasando con sus manos y sonriendo al escucharle gemir gustoso por toda la atención que le estaban proporcionando. Incluso llegaban a reír un poco de las tontas reacciones que podían tener a unos simples toques, pero se sentía bien, por lo tanto la vergüenza pasaría tan rápido como los pensamientos razonables que tenían diariamente. 

Jimin gimoteó cuando su novio comenzó a masajear su trasero, haciendo que temblara tan fuerte que hasta pensó en que fue una reacción tan tonta como lo apresurado que estaba su corazón. Tratando de regular un poco la respiración y vengarse un poco ante la brusquedad del pelinegro, sus caderas se comenzaron a mover para así que ambos miembros se frotaran. Amó tanto el ver como Jungkook fruncía el ceño y apretaba un poco la mandíbula, chasqueando un poco su lengua y luego pasarla por los finos labios que poseía, y que ahora se encontraban secos. 

El que se encontraba arriba no perdió el tiempo y le besó con tal brusquedad que hasta los dientes llegaban a chocar, no de una manera tan agradable, pero para ellos lo era, incluso el ser tan bruscos les daba cierto placer extraño que ambos aprovechaban para darlo todo en el momento y sentirse en la mismísima gloria. No estaban perdiendo el tiempo, odiaban hacerlo en estas circunstancias. Jimin pasó sus dedos por el pecho descubierto de su novio, admirando como los músculos de sus abdominales se tensaban al tacto, pero que anhelaba más. Sin separar los labios mientras que Jeon chupaba la lengua de Jimin con fuerza, este simplemente pasó las uñas por los brazos de su chico, haciéndolo jadear de la sorpresa y que así que el mayor lograra dominar un poco en el beso. 

Rieron un poco por los hormonales que eran, mientras seguían dándose caricias. Jimin se levantó, no demasiado, después de todo seguían explorando su boca, por lo tanto el rubio estaba con la espalda un tanto encorvada. Su culo estaba comenzando acariciar el pene de Jungkook. Escucharle gemir era un deleite precioso que nadie tenía oportunidad de oír, sólo él. No quiso perder más el tiempo y su pequeña mano fue para desabrochar el cinturón del otro y bajarle de un vez esos molestos pantalones. 

Le daría una mamada pero ambos estaban demasiados excitados y deseaba poder tener el control del muchacho a la hora en que tuviera que llegar al clímax, pero de otra manera. A Jimin le gustaba tener el control, tener que marcar a su lindo mocoso para que todos supieran que tenía alguien que pasaba todos los momentos con él, y que pensaran más de dos veces en tocarle sin su permiso. Jungkook también podía llegar a ser posesivo, en realidad, ambos lo llegaban a ser pero tenían sus propios métodos y límites. 

—Estás siendo cruel —habló con mucho esfuerzo el menor mientras levantaba la camisa del más bajo, exponiendo su cuerpo un poco marcado, pero se había descuidado un poco, por lo tanto se dejaba ver su estomago bastante blando, lástima que no lo era para nada—. Jimin... —gruño cuando sintió que comenzaba a rasguñar ahora su pecho—. Amor, deja de jugar. 

—No eres divertido —bufó mientras dejaba que le sacaran esa larga camisa, después de todo era la única prenda de ropa que estaba trayendo puesta. 

Jungkook le admiró, lamiendo sus labios mientras ahora acariciaba desde la nuca de su novio hasta llegar a las caderas y apretar un poco. Jimin es sensible por esa zona, y lo sabe tan bien porque lo calmada que estaba su respiración hace unos pocos momentos, ahora se había cortado para comenzar a temblar un poco y acelerarse. El mayor no sabía dónde dejar las manos, así que solamente se dedicaba en apretar los hombros del otro. Jungkook con un poco de fuerza le acercó un poco más, para que así su rostro quedara frente al ombligo del chico, viendo como se le erizaba la piel. Entonces besó bajo el ombligo, haciendo que escapara un gemido de sorpresa, parecido a un sollozo lamentable pero lleno de excitación. 

Roses noires 渗透: KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora