Prólogo

10 0 0
                                    

 Siempre me pasaba y justamente hoy no pasó. Eso significaba que algo ocurría; no se si bueno o malo porque todavía no reconozco mucho las expresiones de mi madre. Esta mañana me desperté y no me saludó. Eso prácticamente es raro de ella puede que este enojada conmigo o simplemente se olvidó.

 ¡A claro! Es por la mudanza. Si, recién me enteré sobre eso se ve que no le va bien vivir en La Plata. ¡Justo ahora se le ocurrió ir a Entre Ríos! ¿Y por qué a Paraná?.

 Tengo a unos amigos perfectos en este lugar, mis primeros mejores amigos... y me voy a alejar de ellos.

 Pero el miedo que me entra es que los puedo llegar a perder.

 ¿Y si me reemplazan?, ¿Si me olvidan?.

 Es algo difícil de superar; ya que mis primeros pasos están acá, en Buenos Aires.

 Si me voy dejo todo: mis compañeros de teatro, mis amigos más cercanos, la mayoría de mis familiares, mis lugares preferidos y todo.

 Absolutamente todo lo que me gustaba se está por ir de mis manos...

 Cuando salgo de mis pensamientos- que pronto van a ser pasado- escucho por fin la voz de mi madre gritar.

-¡LARAAAAAAA!.

 Definitivamente amo mi nombre, pero cuando ella lo grita me dan ganas de cambiarlo.

-Ya voy mamá- Dije suspirando al mirarme al espejo del baño.

 De repente miro el reloj de mi cuarto. Una vez más me pasa... Llegar tarde en el último día que asistiré a la escuela.

 La primera vez que me pasó salí corriendo, pero cuando fue la segunda me acostumbré a no preocuparme. Mamá ni se molestaba. Y papá bueno... El solo me decía que aunque sea pase de año. "Y eso es lo que estoy intentando padre, solo que por un capricho de mi madre me costará adaptarme a mi nuevo ambiente".

 Sí, soy irónica, sarcástica y mucho más; no se sorprendan.

 Cuando miro hacia abajo me doy cuenta que sigo con mi pijama bordó y con mis pantuflas de conejito color blanco.

 Entonces sin más busco entre las cajas de la mudanza que tienen mi ropa, hasta que por fin encuentro mi uniforme. Remera blanca, jeans de estilo rajado y una pequeña y delicada campera de color rosa.

 Cuando por fin estoy cambiada saludo a mi madre con la mano, cruzo lo que había llamado "Nuestra cocina" alguna vez y salgo por la puerta principal.

 Busco las llaves de donde era el garaje y saco mi bicicleta roja.

 Cuando me subo y estoy completamente frente a mi casa color salmón, me quedo mirando y a la vez recordando. Sonrío y le pido perdón porque seguramente, no voy a volver.

 Llegué a la escuela y abrí la puerta de mi aula, miro a la clase con cara de "Dejen de mirarme así por favor". Le explico al profesor que es mi último día.

 Miro a Julieta, mi mejor amiga y ella me hace señas. Trato de descubrir lo que dice hasta que me doy cuenta de que a su lado me guardó un asiento.

 Miro hacia atrás cuando me siento. Víctor mi mejor amigo me mira con la misma cara de siempre pero diciéndome algo "TU ÚLTIMO DÍA". Sin soltar su mirada, le choqué los cinco de forma normal en la que nos saludábamos cada día. Pero este día será diferente. Estoy vaciándome lentamente.

 Veo cada esquina de la habitación y veo recuerdos. Todos aquellos en donde pensaba y estaba sola, hasta que llegaron esas personas. Personas que vienen, entran a tu vida. Unas se van otras se quedan, pero de lo que estoy segura es que es genial que quieran conocerte sin que vos te hayas fijado en ellos. Se podría decir que obviamente no soy perfecta en los amigos. Pero aseguro que no me arrepentiré de haberlos conocido. Me han hecho llorar y reír. Crecer y madurar. Y lo más importante es que me han alentado a superar no solo mis miedos, sino que también a los que dejaron de ser mis amigos.

 Esas personas que luego los hiciste llamar "Falsos amigos". Pues ya me ha pasado. Las veces que han pasado son innombrables. Me duele cada vez que repito cada situación. Les doy un ejemplo: Un chico entra a tu clase y lo conoces muy poco, lo cual tal vez después de un mes le llamas ya por el nombre de "Mejor amigo". A través del tiempo descubres que él no confía, no te cuenta, es cerrado. Y ahora... ¿Te parece llamarlo mejor amigo?

 Es como una relación, solo que mucho más complicada. Si te preocupas y le das parte de tu tiempo, eso nunca es suficiente.

 Cometí muchos errores con ellos... y agradezco tener una amiga tan grande como Julieta. Sin ella no habría parado de armar ríos en mi habitación, pero admito que voy a extrañar situaciones como esa.

 El resto de la clase se toma con tranquilidad. Mientras yo pienso en que podrá pasar más adelante, cuando olvide la ciudad pero no a las personas...

 Cuando conozca a otra... Y lo que aún no ha pasado: ¿Encontrar el amor?. Soy de esas personas que nunca se enamoraron, nunca me gustó una persona más allá de ser mi amigo. A tal momento del que me trataban de lesbiana. Que yo sepa, me enamoré de actores y bandas masculinas. Como los Backstreet Boys.

 Pensando en todo esto me levanto de mi asiento recojo mis cosas, mientras Julieta me espera en la puerta.

 Cuando salgo a la entrada de la escuela allí estaban todos. Esperándome. Con cartas, besos, abrazos, llantos y esos "No te vamos a olvidar" que nunca pensé que me dirían.

 Julieta y Víctor fueron los más afectados. Y si, aunque no lo crean, mi mejor amigo un chico, llora... y lo más tierno es que es que es por mí. Mientras Julieta ni siquiera le salía el hablar. Todos fueron abrazos.

 Hay veces que no necesitas palabras, necesitas tan solo muestras. Muestras que dicen todo. Aquí estoy, llorando por una gran despedida.

 Esto es como cuando terminas jardín y empiezas la primaria. Solo que esta situación es peor pero a la vez mejor. Porque tienes emociones, muchas más que antes y se sienten todas juntas.

 Ahora se que estoy por otra nueva etapa, otra de las tantas...

¿Tus estrellas se apagan?Where stories live. Discover now