Parte XXV

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El vecino no dejaba de tocar la puerta.

Me había acostumbrado a no tener molestias en mi perímetro pero, a fin y al cabo la falta de tierras siempre hace aparición y la familia de a lado terminó por instalarse justo a unos cuantos metros de mi casa.

—Ya voy, ya voy —dije en voz alta mientras caminaba hasta el umbral — Dígame, señor Kyung.

—Oh Jongwoon perdón por por interrumpirte en tus quehaceres de nuevo pero, venía para contratarte.

Le miré curioso: —¿Va a haber algún evento en su casa?

—Es el bautizo de mi nieto, quisiera poder tener las mejores fotos de mi pequeñito. Tú eres el mejor fotógrafo que conozco, por eso pensé en ti antes que alguien más.

El vecino Kyung era un anciano de unos 70 años que se le veía mucho más joven para su edad. Siempre venía a mi casa a dejar uno que otro postre, parecía estar muy saludable. Lamentablemente él tenía una enfermedad y, según comentaban en el pueblo, estaba ya en fase terminal.

Me rasqué el mentón haciéndome el que estaba pensando la propuesta. Entrecerré los ojos y hablé: —Mis honorarios tendrán que ser muy buenos.

—Oh claro que sí, te pagaré muy bien —se apresuró en decir Kyung —¿Cuánto es lo que pides?

—Dos pasteles de fresa, bien horneados y con ese toque de miel que tan bien le pone.

El vecino Kyung se sorprendió un instante pensando que estaba jugando con él pero, luego suavizó su semblante y sonrió agradeciéndome con sus reverencias.

—Casi lo olvido. En la mañana llegó el cartero con este sobre para ti — me extendió el pedazo de papel —el remitente está en América ¿Tienes conocidos allá?

—No...—respondí —no que yo sepa.

Cuando el vecino Kyung se fue luego de los mil "gracias", pude por fin sentarme y abrir el sobre.

Por algún motivo estaba inquieto, mi cuerpo se sentía ansioso, y a la vez no quería abrirlo pensando en la posibilidad de que lo que yo intuía no fuera para nada el contenido.

—Qué cobarde eres, ábrelo, ábrelo ya —susurré para mí mismo.

Con cuidado rompí el extremo superior del sobre y lo rasgué hasta que lo que había dentro cayó.

Un caramelo de frutilla se deslizó hasta llegar a la alfombra. Lo recogí y mi mente quedó en blanco.

Tomé el sobre y saqué la carta, sentí que el tiempo se detenía a medida de que mi mirada dieta con el nombre de quién la había escrito.

Habían pasado dos años ya.

Dos años desde que decidí ponerme en pie y seguir.

Dos años de fracasos, logros, metas trazadas y recuerdos...

Dos malditos años de recordarle cada noche.

Dos años desde que no tenía contacto alguno con él.

Su nombre al comienzo de la carta de hizo temblar.

—Kim Ryeowook...

Mi voz salió entrecortada al pronunciar su nombre.

Pensé... creí que nunca iba a ubicarlo, que nunca me volvería a contactar y pasé cada día asegurando que debía ser feliz sin él.

Sin embargo el pedido en la carta me dio una oportunidad de poder expresarle todos mis sentimientos así haya pasado ya mi tiempo, así él haya encontrado a alguien a quién amar.

Su letra me hizo evocar los momentos vividos en mi casa y tuve que controlarme por no agarrar mis cosas y salir directo hasta donde me citaba.

Tenía primero que comprar pasajes hasta América, encargar mi casa al vecino y cumplir con el trabajo que me había encomendado Kyung.

Me sentía agradecido con todos.

Me sentía pleno, tan bien...tan jodidamente bien.

Y todo por él, por Ryeowook.

[...Quisiera encontrarme contigo, Jongwoon. Hay tanto de qué hablar, tanto que quiero decirte. Tienes que saberlo, tienes que saber todo...]


TDMV by thdanae

Te Dedico Mi Vida ➸ YewookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora