WinterIron. Hermoso dolor. [Traducción]

II: Bucky

Dolor. Bucky no lo percibe. Bueno, siente su dolor, naturalmente; pero no siente el de su alma gemela, sin importar qué haga. Sin importar el que sea excepcionalmente cuidadoso para percibir que, de sentir algún dolor, no sería el suyo; sin importar que haya pasado despierto a todas horas porque quizás su alma gemela vivía en otra zona horaria.

Stevie le aconseja que no se preocupe tanto, quizás su alma gemela es demasiado cautelosa. Es fácil decirlo para Steve, cuando él gruñía por un dolor fantasma y pasaba una semana al mes hecho bola en una cama presa de los cólicos. Es un gran amigo, pero él simplemente no lo entiende: Hay alguien allá afuera para él, pero no hay nadie para Bucky. Quizás debería considerarse "afortunado" por no tener que lidiar con las molestias extra, pero esto para él es una agonía.

Lo hace sentir solo.

Roto, como si no existiera alguien para él. Y en todo el tiempo que Stevie —ese chiquillo bobo— pasa intentando convencer a su amigo de que no está roto y que debía haber una explicación lógica a todo esto, James no podía creerle. Lo único que Bucky quería es que hubiera alguien —hombre o mujer, no le importaba— hecho para él. Y, aun así, no tiene a nadie.

Está roto, no sólo ante los estándares sociales, también ante los suyos.

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Bucky entiende que, como un americano perfectamente capaz para trabajar, es su deber enlistarse en el ejército. E independientemente de lo oscura que pueda tornarse la batalla, hay cierto grado de regocijo y emoción que la acompañan. Fue la guerra lo que distrajo a Bucky del tema de las almas gemelas. De no haber sido porque miraba a Stevie salir con esa chica Peggy, quizás incluso se habría olvidado de que existían.

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Cuando cayó, probablemente lo mejor habría sido recordar a Stevie o pensar en su país, quizás hasta en su familia, mas ninguno le cruzó la mente. El último pensamiento que tuvo, previo al inmenso dolor de impactarse contra el suelo, fue que nunca había encontrado a su alma gemela. Este mismo descubrimiento fue mucho más doloroso que la misma caída. Bucky se estaba muriendo solo, y ni siquiera tenía un alma gemela que lo velara.

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El Soldado no tiene emociones. Cualquier dato respecto a las almas gemelas, el dolor o la ausencia de él es irrelevante. Su propósito es cumplir misiones. Hace su trabajo, incluso cuando aquel diciembre de 1991 alguien lo llama por un nombre que le causa ruido en la cabeza.

Cuando unos dolores fantasmas se extienden por su piel, el Soldado los ignora. No representan información relevante para sus misiones. El Soldado no tiene motivo para considerar el concepto de almas gemelas, así que no lo hace.

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Cuando Bucky consigue algún momento extraño de lucidez, ya ha sido abusado y golpeado tanto que no detecta algún dolor que le parezca fuera de lugar; todo se mezcla y se entrelaza en una agonía sin fin. Ni siquiera tiene la energía para que le importe el asunto de las almas gemelas, ya no.

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Conforme observa a los doctores prepararlo para otra sesión de lavado cerebral, Bucky percibe algo. Le duele el pecho. Baja la mirada, preocupado. No ha ido a ninguna misión en los últimos días, y no le parece que haya sufrido algún daño en esa parte. Su pecho duele porque sí.

La realidad lo golpea más duro de lo que cualquier bala ha podido.

Era su alma gemela. Bucky tenía una. Un alma a la que le dolía el pecho por alguna razón, en ese mismo momento. No le encontraba otra explicación.