PROLOGO

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— Ela, ¿Por qué tomaste tanto?— se quejaba mi amiga, la cual me ayudaba a llegar en una pieza a mi hogar.

— Realmente no tomé tanto. Que exagerada eres.— dije mientras tropezaba con mis propios pies al caminar.

— Mmm... Como digas. Bien, tengo que irme, por favor, sólo tienes que cruzar la calle, intenta no morir en el intento.— dijo eso mientras me soltaba y se alejaba.

— ¡ADIÓS LISA, TAMBIEN TE AMO!— grité a mi amiga mientras esta corría hacia el taxi que la esperaba en la esquina.

— ¡CUIDATE POR FAVOR, NOS VEMOS LUEGO! — grito de vuelta mientras cerraba la puerta del auto y se despedía con la mano.

Vi el taxi alejarse y me senté en la banqueta, tratando de recordar lo que acababa de decirme.

Lo admito. Sí, tomé mucho esta noche pero, en mi defensa, hace más de dos meses que no salía a divertirme con mis amigos. No por asocial, ni nada de eso, es sólo que el trabajo me mantenía muy ocupada últimamente, así que esta noche tomé y disfruté lo que no había tomado y disfrutado en dos meses.

Miré hacia arriba, esperando que eso me ayudara un poco a volver en mí y recobrar un poco el juicio, pero no sirvió de mucho. Quedé hipnotizada viéndolas bailar, viéndolas brillar, las estrellas al centellear hacían una danza que sólo a ellas se les podía acreditar. Era todo un espectáculo, el cual podía pasar horas observando... ¿Y si me quedara lo que resta de la noche viéndolas? Desearía ser una estrella, para que alguien me vea de la misma forma en la que yo las veo a ellas.

— Disculpa, chica, ¿Te encuentras bien?— dijo una voz frente a mi.

Medite la pregunta algunos segundos, intentando analizarla en mi estado de embriaguez, el alcohol solo complicaba esa labor. La voz volvió a resonar en medio de mi letargo, sonando realmente preocupada, decidí responderle con lo primero que viniera a mi cabeza.

— No, la verdad es que no.— dije mientras volteaba hacia la persona que me había hablado, Se trataba de un chico, el cual venía acompañado por otro.— La verdad es que estoy muy ebria y me siento muy frustrada porque no puedo bailar como las estrellas.

Ambos chicos se quedaron observandome en el piso durante varios segundos, para luego mirarse entre si, el que me habia hablado primeramente, abría la boca para hablar pero la volvía a cerrar, guardando silencio, pareciendo que estaba formulando o pensando bien las palabras antes de decirlas.

— ¿Te refieres a las estrellas de cine? Porque eso realmente es fácil, solo necesitas un buen coreógrafo y-

— ¡No! ¡Claro que no!— lo interrumpí.—... Me refiero a esas estrellas.— señale con el dedo índice en dirección al cielo— Las estrellas en el cielo, salen todas las noches a bailar, su mayor admirador es la luna, que cada noche sin falta observa su danzar, a veces sonriente, a veces sorprendida, con su brillo las alumbra, dándonos a nosotros el show de nuestras vidas— dije esto mientras miraba al cielo, para luego ver la cara de mis dos nuevos acompañantes, los cuales se encontraban sorprendidos por lo que acaba de decir. A decir verdad, yo también lo estaba.— No me miren de esa manera, ayúdenme a pararme.— estiré mis brazos en señal de ayuda.

— Lo que acabas de decir... fue muy lindo.— habló por fin el otro chico, el cual me tomó de ambas manos y me ayudó a levantarme.

Pensé en lo que salió de mi boca hace unos segundos, ¿De dónde había salido todo eso? Tal vez deba acreditarlo al alcohol, sobria no diría semejante cosa, prefiero dejarle esos pensamientos a alguien mas, como al drogadicto del barrio.

NIGHT | KNJWhere stories live. Discover now