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Abrazo mis brazos fríos tratando de calmar la opresión de mi pecho y largo un suspiro pesado que provoca que una nube de aire caliente salga de mi boca. Esta noche, debe haber unos siete grados y yo me encuentro con apenas una camisa de manga corta y una pollera. Mi paciencia está a punto de colmarse cuando noto la presencia de un auto bastante familiar doblar la esquina. Mientras se acerca logro confirmar que se trata del coche de Andrés y muerdo mi labio inferior tratando de que aquellos segundos que tarda en aparcar el coche no se hagan eternos.

— ¿Sucedió otra vez?— pregunta mi amigo en cuanto me adentro al coche.

El aire caliente de este me envuelve por completa y por fin, nuevamente, puedo respirar tranquila. Siento mis mejillas arder debido a las lágrimas que minutos atrás se encontraban en ellas y hundo mis manos en las rejillas de la calefacción para calentar mi cuerpo. Me siento tan débil que ni siquiera me giro a ver a mi amigo, el cual sabía que tenía una facción de preocupación asentada en su rostro.

— S-Si— logro tartamudear, las palabras parecieran no salir de mí. Andrés golpea el volante sin mucha fuerza y lo escucho maldecir.

— Viena, te he dicho un millón de veces que debes dejar de ceder ante Lucas, te está haciendo mal, te está destruyendo— las palabras de mi amigo se calan en lo más profundo de mis huesos y aunque me cueste aceptarlo, sé que tiene razón.

Andrés suspira con fuerza luego de ver que no iba a omitir respuesta alguna y se deja caer sobre el asiento con desgana. Mi cuerpo de a poco se iba calentando, pero por una extraña razón, he comenzado a temblar. Luego, me doy cuenta de que estoy llorando.

— Oye... no— dice mi amigo al percatarse— Lo siento pequeña, ven aquí.

Sus brazos alrededor de mí se sienten gloriosos y me adueño de su brazo en busca de refugio. Mis sollozos ante su tacto se intensifican y trato de sacar todo lo que llevo dentro, el odio, la angustia, la traición. Mi amigo palpita mi espalda en forma de consuelo, pero por un instante, siento que no voy a dejar de llorar nunca. Al cabo de unos minutos mi respiración vuelve a funcionar a la normalidad y mi alteración baja varios niveles. Es entonces, cuando trato de tranquilizarme.

—Vamos, vendrás a mi casa— Andrés arranca el coche y yo me abrocho el cinturón. Todo el camino hacia su departamento nos encontramos zumbidos en un tranquilo silencio.

En cuanto llegamos, me alcanza un abrigo que se encontraba en el asiento trasero para que no pase frio. Embozo una sonrisa tímida al tomarla. Sé que Andrés es mi mejor amigo y puedo confiar en él pero en cuanto se trata de Lucas, mi juicio se nubla y no sé qué pensar. Sé que debo dejarlo ir, apartarme de su camino, ya que si no lo hago, logrará hundirme definitivamente.

¿Por qué lo amo de la manera que lo hago?

Aquello no abandona mi mente hasta el momento que llego al departamento de mi amigo. Todo el ambiente se encuentra bajo una luz tenue y logro divisar a Cameron entre la penumbra, está jugando videojuegos. En cuanto nos escucha entrar, apaga la consola.

— ¡Viena!— dice con emoción mientras se acerca a abrazarme. Trato de embozar una sonrisa pero lo único que obtengo es una mueca— ¿Te encuentras bien? ¿Qué ocurre?

Andrés se interpone entre nosotros y toma a nuestro amigo por el brazo. Realmente yo no quería hablar de lo ocurrido.

—Déjala Cam, está un poco perturbada, déjala que te cuente por la mañana— habla mi mejor amigo. Cameron, por otro lado, se limita a morder el interior de su mejilla y de posar una mano sobre mi hombro.

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⏰ Last updated: Jun 12, 2018 ⏰

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Mi Fruta Prohibida.Where stories live. Discover now