GRAZNIDOS

Crowl

Peter, mejor conocido por su apellido, Crowl, tomaba un café en el comedor de su departamento, observando cómo las gotas de lluvia impactaban contra el la ventana.

Ese día le había llegado un informe de un aparente caso asesinato múltiple. El delincuente había masacrado a la familia Crisson, integrada por William Crisson, Mart Harbart y Annie Crisson. Este hecho ocurrió a las afueras y dentro de la casa de las víctimas. Las cosas dentro de la casa estaban intactas, exeptuando en el living, lugar donde parece que el señor Crisson había tenida una pelea o forcejeo con el asesino; esto descarta la teoría de que fue un intento de allanamiento de la residencia. También se tuvo en cuenta si la familia tenía algún enemigo o persona la cual habría querido llevar a cabo semejante delito, pero, aunque no se había descartado ni confirmado, Crowl no creía que ese habría sido el caso. Esto daba paso a la tercera teoría: una persona había salido a cazar gente y la familia Crisson tuvo la mala suerte de topárselo.

Pero habían muchas cosas que no cuadraban:
Primero, el vehículo donde se había encontrado el cadáver de la niña parecía haber sido impactado por algo grande y filoso, el cual podría haberlo partido a la mitad. Lo más lógico habría sido que el asesino hubiese usado un vehículo modificado, pero no se encontraron huellas de ninguno. Esto podría ser explicado siendo que la lluvia las hubiese borrado.
Segundo, el arma que el delincuente había usado para los asesinatos era algo extraña. Por la cortadura en el cuello de la mujer aparentaba que el golpe había sido un machete, pero luego se encontró una en el hombre cuya profundidad y curvatura asemejaban la de una... pala.
¿Quien sale a asesinar con un carrito de carga modificado y una pala? Las cosas no tenían sentido.

Crowl no podía dejar de pensar en el caso y eso que le faltaba un tercer y último punto: ninguno de los tres cadáveres tenía corazón. En su lugar, un líquido verde brillante cubría toda la superficie del tórax. Todos lo cuerpos parecían haber sido "cavados" hasta llegar al músculo bombeador. El líquido verde podía ser veneno, por lo que la policía había llevado los cuerpos a inspeccionar.

Por primera vez en su carrera, Peter Crowl estaba completamente perdido. Esto lo abrumaba, nada tenía sentido, parecía una historia ficticia. Solo había una forma de aclarar sus ideas.

●♢●

La lluvia se había alivianado dando paso a una leve llovisna. Crowl no solía usar paraguas, los impermeables eran su preferencia para los días lluviosos. Aunque siempre viajaba en su atomóvil, ese día optó por hacerlo en taxi para poder meditar sobre la situación. El coche recorrió unos kilómetros por la autopista para luego desviarse por un camino de ripio. Avanzaron por unos minutos cuando Crowl divisó el sitio.

- Allí, donde estan las cintas de no pasar.

El conductor lo miró con una expresión entre intrigada y confundida.

- Peter Crowl, detective.

Sacó su identificación del bolsillo de su camisa y se la mostró al conductor.

- Oh, ya veo. Serían $120.

Crowl le pagó y se bajó del taxi. El vehículo dio media vuelta y se fue por el mismo camino por donde habían ido.

Y allí estaba, parado bajo la lluvia. Suspiró y se dedicó a avanzar por el sendero.