Capítulo 1

4.7K 341 183
                                    




Su chofer lo miraba una vez más por el retrovisor, después de años de acompañarlo a todos lados era la primera vez que lo veía de esa manera, totalmente apagado con la mirada perdida en la calle. Era tristeza lo que el joven modelo tenia pero no la habitual que le ocasionaba los desplantes de su padre, esta era más profunda. Al igual que siempre y aunque quisiera haberle dicho alguna palabra de consuelo, se limito a fijar su vista en la carretera y llevar a su consternado pasajero a su destino.

Ahí estaba él frente a la puerta de la casa de su amigo Kim, desde ahí se podía escuchar perfectamente la música y el resonar de voces hablando más alto de lo habitual. Por él hubiera preferido quedarse en su casa, no tenia ánimo para ver a nadie. Si hace una semana cuando el deportista de la clase lo invito a su fiesta de cumpleaños hubiera sabido por lo que iba a pasar ese día, lo hubiera rechazado sin siquiera pensarlo.

- Buff - solto un resoplo de resignación. Cuanto antes se presente antes volverá a su casa a compartir su pena con la soledad de su habitación. Sin más preámbulo levantó su mano y tocó el timbre.

- ¡Agreste!, que bien que has venido. - Adrien no pudo evitar verse lanzado al interior de la vivienda por el fuerte brazo de Kim sobre sus hombros.

Cierta azabache se giro rápidamente hacia la puerta al escuchar el apellido del que después de dos años seguía siendo el amor de su vida. Sus ojos brillaban con solo verlo, en su interior se sentía orgullosa de sí misma en todo ese tiempo había podido controlar su nerviosismo frente a él y ya podían mantener conversaciones fluidas cosa que le valió para acercarse más a su rubio compañero, ahora se podía decir que junto con Alya y Nino eran los mejores amigos por eso no era raro encontrar a los cuatro a la hora del almuerzo juntos o saliendo los fines de semana al cine o simplemente charlando en la terraza de cualquier café. Incluso las citas para jugar algún videojuego se habían hecho frecuentes ya fuera que ella fuera a su casa o que él la visitara. Sí, todo era perfecto pero aun no reunía el suficiente valor para confesarle sus sentimientos y eso la deprimía, aunque mantenía muy altas sus esperanzas ya que desde que entrara al instituto Adrien no había salido con ninguna otra chica, solo era cuestión de tiempo para que él la viera como algo más que su amiga.

Iba a acercarse a saludarlo cuando vio su cara al girarse para saludar desganado a Nino, ese no era él sus ojos sin brillo, la tensión alrededor de su boca para forzar la sonrisa, los hombros caídos. Si algo había aprendido era a conocerlo y sabía que algo no iba bien con su amigo.

- Hola Adrien. - la azabache lo miraba atentamente tratando de adivinar que le pasaba.

- ¿Ah?, Hola Marinette. - fue un saludo totalmente apático.

- ¿Adrien? - una mueca de preocupación asomo en el rostro de la azabache.

- Discúlpame Marinette, debo...debo de ir al baño. - sin dejarla decir nada más se alejo con rapidez de ella.

Ella lo siguió con la vista hasta que salió del salón. ¿Que le habrá hecho ahora su padre para que este así? se preguntaba. Era de las pocas personas a las que Adrien le había comentado de la relación tan tensa que mantenía con su padre y como este siempre anteponía sus deseos a su hijo.

Con tristeza por lo que ella creía que le estaba pasando a su amor platónico regreso junto a Alya.

En el baño Adrien se mojaba la cara con agua fría, realmente fue una mala idea haber ido a la fiesta en su estado. Estaba dolido y abatido y eso se notaba en su cara y en su comportamiento. Por más que trataba no podía evitarlo había saludado con frialdad a sus amigos incluso había dejado con la palabra en la boca a Marinette. Entro de nuevo al salón con idea de buscar a Kim y despedirse.

Fiesta, Alcohol y VerdadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora