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JongIn desde que asistían al preescolar siempre había escuchado del niño rarito del salón rosa. JongIn era un niño muy curioso y por su curiosidad siempre quiso saber de quién hablaban. Visitaba todos los días el salón rosa, pues su amigo SeHun iba en aquel salón, pero nunca vio a ningún niño "rarito." Poco después le pregunto a SeHun y SeHun al principio no entendió, JongIn fue describiendo al niño rarito, SeHun supo de quién hablaba.

Ahí fue la primera vez que noto a KyungSoo, porque sí, el niño rarito tenía un nombre. JongIn lo miro por semanas, pero nunca encontró nada raro en aquel niño de grandes ojos, lo que noto es que siempre llevaba consigo un gorrito de lana y jamás se lo quitaba, no importa el calor que a veces llegaba a hacer, el niño nunca se quitaba el gorrito.

Llegaron a la primaria y KyungSoo seguía siendo blanco de burlas y siempre andaba solo, JongIn siendo un niño muy tímido, jamás supo cómo acercarse.

La secundaría fue la etapa más importante y sobre todo la que marco la vida no solo de KyungSoo sino de JongIn.

Como en todos los recesos, JongIn quería ir y detener a todos esos imbéciles que siempre molestaban a KyungSoo. Pero su timidez y su miedo porque las cosas empeoran no lo dejaban.

Se encontraba como de costumbre sentado junto a SeHun y ChanYeol sus compañeros y amigos. El cómo siempre mirando desde su lugar a KyungSoo el chico de los gorritos.

Los chicos de un grado superior caminaron hasta donde estaba KyungSoo todo fue tan rápido que ninguno tuvo tiempo para procesar todo.

Un gorrito yacía en el suelo y todo se detuvo, dos orejitas peludas se asomaron y luego de eso vino más, uno de ellos le quito la sudadera dejando libre una cola que salía de la parte trasera de su espalda.

Nadie pudo hacer o decir nada, solo la única maestra que los vio ayudo a KyungSoo a pararse y sacarlo de ahí, también castigando a los de último año.

Desde aquella vez todo cambio.

KyungSoo dejo de asistir aquella escuela y JongIn se sintió pésimo por nunca haberle hablado o defendido, pero ahora solo quedaba "él pudo haberlo hecho" y arrepentirse de todas esas oportunidades que tuvo de acercar.

Los años pasaron y JongIn postulo para una Universidad en Seúl corea.

Consiguió un piso compartido con un chico de la facultad de ciencias. Por lo que nuca coincidía con su compañero, ya que sus horarios eran diferentes.

Él estudiaba en la facultad de artes, mejor dicho estudiaba danza.

JongIn era un chico demasiado despistado, por lo que nunca se fijaba más allá de sus propias clases y su facultad.

JongIn caminaba por los pasillos con un pedazo de pan en su boca y un libro en mano, porque tenía examen en 20 minutos. Y quería repasar. Pero por ir tan concentrado que no sintió cuando choco con alguien, quiso seguir avanzando, pero se percató de que no pudo, porque piso algo y fue cuando quito su vista de su libro. Lo primero que observo fueron partituras regadas en el suelo y aun chico arrodillado juntando todos los libros y cosas.

JongIn por fin se percató de que había chocado con el chico y le había tirado sus cosas. Se arrodilló a ayudar al otro, noto que eran muchas partituras.

"Lo siento, no me fije si había chocado con alguien." Se disculpó mientras reunía más hojas.

"Está bien, me di cuenta en cuanto no te detuviste." Hablo el otro chico, por fin levantando su mirada. "Soy Kim JongDae." Se presentó el otro chico.

"Un gusto, soy Kim JongIn." Sonrió.

"¡Oh! Hombre, eres el chico talento de danza, ¿no?" pregunto ya con todas las hojas en su mano y con las cosas ya reunidas aún en el suelo.

Un regalo de navidad, para KyungSoo él gatito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora