You and me, one, two, three, four, five

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Amanecer de buen humor era un día como esos, en donde el despertar de Jessica básicamente era ser sostenida entre los brazos de YiFan.

Cuando ella abrió sus ojos, se encontró sobre el pecho de su esposo, quien aun dormía con tranquilidad abrazándola a su cuerpo. Jessica se removió un poco, saliendo de la cama para correr al tocador y darse algo de color en las mejillas, retirar el poco maquillaje de sus ojos y cepillar su cabello. De inmediato regresó a la cama, volvió a meterse entre los brazos de su esposo y pronto fue a dejar besos en su quijada para despertarlo.

Él abrió un poco sus ojos y más tarde suspiró con una sonrisa por el buen amanecer.

—Buenos días, cielo.

—Hola —murmuró YiFan acercándose a besar a su mujer— ¿dormiste bien, princesa?

—Perfectamente.

—Tengo que ir a trabajar.

—No, quédate aquí.

—¿Y tú no vas a trabajar tampoco?

Ella no lo pensó ni un segundo, rápido negó dejando su cabeza entre el hombro y cuello del mayor.

—Le diré a Irene que se encargue hoy, por favor ¿si?

—Jessi...

—Ugh, bueno iré. Pero, aun tenemos tiempo ¿Quieres...?

La pregunta quedó ahí, donde el tono de llamada de un móvil empezó a sonar. Ellos tenían el mismo ringtone, así que tuvieron que buscar el de quien sonaba. YiFan encontró que era el suyo, atendiendo la llamada al instante.

Jessica lo miró levantarse, ir al baño y regresar a buscar en el armario. Ella estaba segura de que era el trabajo, entonces su plan había acabado. Al menos había conseguido lo deseado la noche anterior.

Después de unos minutos, YiFan se acercó a la cama donde Jessica, dejó un beso corto en sus labios y se explicó.

—Kate tiene un problema, pero hoy volveré temprano.

Y aquel, era el nombre prohibido. Jessica casi dejó la cama como un resorte, miró en confusión a su esposo que ya terminaba de buscar sus cosas para tomar un baño.

—¿Katherine? Pensé que hace tiempo se había ido a Washington.

—Se fue, pero regresó hace poco, te lo dije.

—No —espeta Jessica un poco molesta—. Por supuesto no me dijiste, yo lo recordaría.

—Bueno, Kate está en LA.

—¿Qué hace acá?

—¿Trabajar? Vamos Jess, no tengo idea, la empresa la llamó y el jefe me dejó haciendo un trabajo con ella.

—¿Por eso has llegado tarde todos los días?

—No es lo que piensas, princesa. Hay mucho que hacer, pero si termino hoy, habrá más tiempo libre. Iré contigo a la bouttique luego.

Él miró a su chica toda molesta en la cama, por ello ya no habló y sólo se metió a bañar.

Minutos después cuando salió, Jessica ya no estaba, entonces se cambió tan rápido como el tiempo exigía, la verdad era que quería acabar su trabajo para seguir con el regalo de aniversario. Ya bastante presentable bajó donde a la cocina, encontrándose con un plato se frutas y algo de yogurt ahí. Jessica tomaba sólo un jugo, pero se veía enfadada aún.

Five »KrisSicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora