CAPÍTULO 34

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Todo desde aquí arriba se ve tan diminuto... La ciudad en partes se ve oscuridad pero en otras muy iluminada, me había olvidado todo éste tiempo de que existía el mundo.

Jasson me ha traído hasta aquí, estamos en la cima de la montaña más alta... Estamos muy lejos de la mansión. —Es por aquí—. La voz del chico inunda mis oídos sacándome de ensimismamiento.

El chico avanza justo conmigo.

Mi corazón da un vuelco en mi pecho y las ganas de vomitar mariposas se hacen intensas en el momento que enlaza su fuerte mano con la mía.

No me había dado cuenta que me detuve y que me quedé por unos segundos asimilando el acto.

La vergüenza amenaza por instalarse en mi sistema en el momento que me encuentro con su mirada... Sonríe.

Continúa avanzado conmigo en su mano. Estamos subiendo.

Nos hemos detenido... Suelta mi mano... Ha puesto una de sus manos en mi rostro para cubrirme los ojos. —Espero que me arrojes de aquí arriba con un paracaídas—.  Bromeo mientras continuamos subiendo.

—No quiero hacer eso—, me lleva con cuidado para no tropezar... —Por aquí—. Me susurra en los oídos.

Me gira hacia él antes de retirar su mano de mis ojos. —Es aquí—.

Giro en mis talones.

La impresión de lo hermoso que es esto hace que quiera saltar... Parece un paisaje pintado en la noche.

Una cascada se ve del otro lado de dónde estamos... Muchas luciérnagas suben hacia arriba como si fueran estrellas; algunas desaparecen y vuelven a encender como luces de navidad. —Es...—. No encuentro palabras para describir esto que estoy viendo... —Es... Hermoso—. Nunca había visto algo más hermoso.

Una luciérnaga se acerca a mí. Extiendo mi palma para que pueda detenerse encima de ella... Empuño el insecto antes de soltarlo una vez más.

Unas luciérnagas se posan encima del capullo de una flor... Hay una diminuta luz dentro de los pétalos cerrados.

El pétalo de la flor abre en el momento que una luciérnaga sale disparada.

No he dejado de sonreír... Siento la tensión de su mirada posada en mí y es cuando me doy cuenta que lleva mirándome desde que llegamos.

—¿Vienes aquí seguido?—. Pregunto mientras lanzo una mirada fugaz al paisaje.

—Todo el tiempo—. Responde con voz suave.

—Es hermoso todo esto—. Digo mientras observo una vez más el paisaje desde la altura.

El sonido de unas ramas rompiéndose cala la atención de nosotros inmediatamente.

Veo como corre hacia dónde estoy persiguiendo una luciérnaga... Sus alargadas y ovaladas orejas me causa ternura.
Mi sonrisa ensancha al verlo. Un conejo blanco.

Me abajo un poco al suelo para tomarlo en mis brazos. —Hola amiguito—. Digo casi en un susurro al animal.

Su pelaje es muy suave... —¿Te gusta?—. Pregunta el chico. Se acerca a mí.

Asiento con una sonrisa en la comisura de mis labios mientras sonrío con la mirada. No he dejado de acariciar el suave pelaje del animal.

—Mira arriba—. Dice el chico. Está justo detrás de mí.

Las constelaciones de estrellas tienen diferentes tonalidades... Las estrellas pasan a una velocidad incalculable desapareciendo entre sí.  Lluvia de cometas.

LA ELEGIDA© [NEW NIGHT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora