Común Acuerdo

596 62 8
                                    

Abrió los ojos sobresaltada y presa del pánico, la primera pregunta en su cabeza ¿que hora era?. La sensación de esos brazos sujetarla firme por la cadera en cuanto ella intentó levantarse le hicieron no sólo notar que no estaba sola, si no también recordar lo que había hecho apenas hace unas horas con ese chico.

Un beso en su nuca le hizo estremecer toda la columna vertebral y pudo sentir la excitación recorrer su cuerpo de nueva cuenta y alojarse en su bajo vientre, tal vez, y sólo tal vez pudieran hacerlo otra vez antes de que se le hiciera más tarde, de todas formas sólo había que bajar unos pisos en el elevador ya que en cuanto entraron a ese hotel se dio cuenta de que era el mismo dónde se llevaría a cabo la celebración.

Un par de horas más tarde se despidió del chico con el que había pasado esa increíble noche, le había dicho que se verían de nuevo pero era una total mentira, después de todo en un par de horas ella estaría casada con un hombre que ni toleraba y mucho menos amaba.

Hinata odió su suerte por un momento, no sólo por la situación en la que se encontraba, sino por qué justo veía a alguien conocido acercarse por el pasillo que ella estaba usando para escapar.

– Hinata-chan – Ino la llamó y no pudo más que quedarse ahí estática. – Dios, que bueno que estás bien, anoche en el club te perdimos de vista y me imaginé lo peor, no me atreví a llamar a tu casa porque pensé que… – la escuchaba balbucear un montón de cosas que no le interesaban, no quería saber las limitaciones de una mujer próxima a casarse, en especial cuando ella no quería hacerlo, no todavía y no con él.

– Bueno vamos ya o se hará tarde – Ino le dijo tomándola del brazo suavemente para llevarla hasta la habitación donde tendría que arreglarse.

Recordaba como había sido la noche anterior mientras su rubia amiga le aplicaba el maquillaje, se preguntó por un momento si debía contarle lo que había pasado la noche anterior descartando la idea al instante, si le contaba seguramente su amiga enrojecería, se desmayaría y una vez despierta le reprendería por faltarle a su prometido la noche antes de la boda. Mejor se quedaba con su secreto.

Sakura ingresó a la habitación vestido en mano, tenía una sonrisa triunfal, seguramente regodeandose de que ahora que Hinata se casaría, tendría el camino libre con Menma.

Por un momento la Hyuga se sintió molesta pero luego recordó el desplante que el rubio le hizo la tarde anterior y la causa de que terminara en aquel antro y sinceramente, se compadeció de ella, le deseaba suerte con ese témpano de hielo, además, estaba segura de que el chico con el que había pasado la noche anterior había sido lo mejor que pudo haberle pasado, ardiente y apasionado, por un momento deseó que no fuera sólo sexo casual, pero su padre había dado su mano en matrimonio a cambio de un contrato, así que no le quedaba de otra en este momento.

Se mordió el labio con frustración antes de que un toque simple en la puerta sacara a las chicas de su cuchicheo y a ella de su ensimismamiento – Adelante – fue ella misma quien habló.

Esa visita no se la esperaba, incluso esperaba más la visita de su padre – ¿Que necesitas? ¿Acaso no sabes que es de mala suerte ver a la novia antes de la boda? – le dijo cortante, si por ella fuera no lo vería ni en el altar.

– Chicas ¿podrían darme un momento a solas con mi futura esposa? – Habló el chico, con una sonrisa de modelo, esa de playboy que usaba para todas sus conquistas.

Hinata lo observaba por el reflejo en el espejo, podría jurar que por un momento había visto una pizca de tristeza en su mirada.

– Claro que si Sasuke – fue la pelirrosa la que habló para después halar a Ino, prácticamente arrastrándola fuera de la habitación.

Común acuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora