LoveSick ➸ Jungkook | Jeon Jungkook

||Prólogo||

— ¡Nos vemos, gordita!

Las chicas del staff ríen entre ellas, y se juntan en un pequeño círculo cuando yo estoy por salir del estudio.

Sé lo que hablan, sé que se refieren a mí, y puede que no me guste, pero me he acostumbrado tanto que ya ni me afecta.

Bajo por el ascensor desde el piso veinte y la música de fondo me calma. Para cuando las puertas del ascensor se cierran y veo mi reflejo, entro en trance y todo gracias a esa imagen frente a mí.

Claro, no soy la chica delgada, con curvas de infarto, ni cara bonita como lo son ellas, pero tengo un trabajo que debo mantener. Y no me echaré atrás sólo por unos comentarios absurdos sobre mi figura. ¡Al demonio mi figura! Yo he venido a trabajar, a ganar un buen dinero para ayudar a mis abuelos y es lo único que me importa.

Y creo que Yangmi unnie me contrató por eso, porque no soy una chica que pueda enamorar perdidamente a algún Idol de la compañía. Ninguno me miraría con otros ojos, ninguno siquiera se detendría a mirarme, y está bien, porque de lo contrario no podría ni moverme.

Para cuando da el quinceavo piso, el ascensor se detiene. Miro extrañada los números en rojo vivo que brillan en la plataforma plateada y las puertas se abren, sorprendiéndome.

Una mujer guapísima entra, seguida de uno de los ídolos de la compañía, uno que conozco muy bien.

¿Por dónde puedo comenzar a explicar cuánto amo a Bangtan Sonyeondan?

Digo, no es que fuera un amor real, es algo así como un amor platónico... Uno que comparto con siete chicos en mis fantasías más sombrías y divinas. Porque sí, en mis sueños cada uno de ellos es mi novio, y cada uno tiene un mundo diferente para mí, incluyendo el inmaduro y aniñado Jeon Jungkook.

Suga entra y hace una seña para que la mujer se acerque. Ella bufa y mira hacia otro lado, encontrándose conmigo.

— Alice...

— Bien, ahora comenzamos a llamarnos por nuestros nombres, genial. — abre el bolso que carga en su hombro y busca algo, pero sale con las manos vacías. — Lo siento, no he traído un premio para ti esta noche, ¿Te parece bien que te lo dé mañana? Cuando prepare la ceremonia y todo lo que mereces, idiota.

Ella bufa, se le ve cansada, pero de todos modos es muy notorio que está muerta de amor por ese chico al que llama idiota. Es muy fácil leer a esos dos, no hay que dudarlo para saber que en cualquier momento esa tensión sexual se consumará de alguna forma. Entonces levanta la mirada y me encuentra, detrás de ambos, casi al rincón.

— Oh. Hola. — dice, ella, y yo hago una reverencia cuando ella la hace.

— Hola. — Suga hace lo mismo, con una única diferencia. No me mira, sólo tiene ojos para la mujer que tiene al lado.

Y me siento minúscula, porque quiero desaparecer para dejarlos solos. Si pudiera hacerlo, ya habría echado a correr. Pero estamos en el piso diez, y parece que no hay forma de que el ascensor vaya más rápido.

Vuelvo a mirar a Suga, y observo sus manos. Son algo toscas, como las manos de un hombre trabajador, pero también tiemblan levemente cuando mira a la mujer que ha venido con él.

Se nota que le gusta, a leguas, y aunque mi corazón está herido en cierta forma, también está feliz de que por fin haya encontrado a alguien a quién querer.

Mi reflejo aún se puede ver en medio de los dos y logro ver cómo la mujer me sonríe. Es hermosa, de eso no hay duda. Es fácil saber por qué ese chico que aparenta frialdad ahora es abrigador por dentro. Alice no parece ser coreana, al menos no del todo. Tiene una cara pequeña, su cabello largo cae en elegantes ondas y tiene un cuerpo esbelto. Quizás demasiado para los estándares de este país. Podría decir que es tal y cómo pensé que sería la pareja de algún idol famoso. Ella cumple con lo que un chico como Suga querría.