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Ella sacó las llaves de su cartera y comenzó a caminar. Estaba por llegar tarde a la presentación de su hijo, y no se podía permitir aquello. Se subió al auto y arrancó lo más rápido que pudo. Cuando llegó se bajó y casi corrió hacia dentro del auditorio. Un poco agitada se acercó a una de las profesoras. 

—Señorita Mimí, ¿Dónde está mi hijo? —le preguntó recuperando un poco el aire que había perdido.

—Liam está detrás del escenario, señora Payne—le señaló el camino con el dedo. 

Anne asintió con la cabeza y movió de nuevo sus piernas para acercarse al lugar. Corrió una cortina y lo divisó parado en medio de todas las niñas. Sonrió levemente. Él levantó su pequeña mirada miel y sonrió mostrando todos sus dientes al verla.

—Lo siento señoritas, pero llegó mi reina —les dijo a las niñas y se abrió camino de ellas para acercarse a su madre. Anne se agachó cuando él estuvo cerca. 

—Eres todo un galancito —le dijo divertida.

—Lo sé mami, pero solo me interesas tú —dijo él. 

—Está bien, acabas de ganarte un helado para cuando termine la función —dijo ella y acomodó un poco sus rebeldes rulos —¿Estas nervioso?

—No, para nada —afirmó y sonrió. 

Su madre levantó su mano y acarició su rostro. Sus mejillas estaban pobladas de pequeñas pecas, su nariz pequeña adornaba su cara de niño. Él era tan bello, su pequeño bebe. Con solo 5 años ya era todo un hombre, y hablaba como tal. 

Una de las profesoras de ballet se acercó a ellos. 

—La función ya va a comenzar —les avisó. Ambos asintieron y volvieron a mirarse. 

— ¿Papá vino? – le preguntó él esperanzado. 

—No Liam, papá está ocupado —dijo ella. 

—Siempre está ocupado —susurró bajando la mirada.

Karen tomó su mentón e hizo que la mirara a los ojos. Ella no podía permitir que la concentración y la autoestima de su hijo bajaran por eso. 

—Pero yo estoy aquí y yo quiero verte brillar. Phill también vino a verte…

— ¿Phill está aquí? —dijo entusiasmado. 

Phill siempre venía a verlo y eso lo alentaba. Anne sonrió.

—Sí, está aquí y ambos queremos que seas el niño más lindo de todos.

Liam rió divertido.

—Soy el único niño, mami —le dijo. 

—Tienes razón, pero no importa. Para mí eres único y estoy muy orgullosa de ser tu madre. Ahora sal a ese escenario y haz lo que sabes hacer —dijo y le dio una pequeña palmada en su trasero para que caminara. 

Liam movió sus pequeñas piernas hacia en escenario y Anne lo perdió de vista.

Se sentó en el gran piano de la casa de su abuela. Tenía que terminar de saber las notas, antes de que su madre llegara. Levantó la tapa del piano y se sentó en el asiento. Sus pequeñas piernas no alcanzaban el pedal. Así que buscó un libro y lo apoyó sobre él para poder tocar tranquilo. Miró las 88 teclas del majestuoso piano de cola. Con cuidado apoyó uno de sus pequeños dedos sobre una de ellas. 

—Cuando toques el piano, siempre has de cuenta que estas tocando un pedazo de tu alma, y tócalo con cuidado... porque el siente las emociones que tienes cuando lo tocas —le dijo su madre sentándose a su lado.

Obsesión -L.PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora