Cap.2

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Su nombre era Jhonny Anderson, pero le gustaba que le llamaran Jhon, la verdad no recuerdo haberle llamado así en mi vida, siempre le llamaba comisario Anderson, suena mas a duro...¿No les parece? Era un hombre de cincuenta y dos años más o menos, tenía la piel oscura y un bigote increíble y bastante gracioso la verdad, siempre le veía con ese uniforme azul con rayas negras horizontales y no muy llamativas la verdad, siempre tenía esa mirada de... como si estuviera buscando algo, perdido, en algún lugar... aunque no supiera que.
Cada vez frente a la comisaría me daba una gran sensación de alivio, como si hubiera una burbuja mágica de donde estaría protegido por siempre de esos imbéciles.
Cuando pasé por delante de la comisaría el comisario Anderson me saludó como cada mañana
- ¡Bueno, bueno, bueno pero mira a quien tenemos aquí, el futuro Comisario del cuerpo! ¿Como va tu madre chico?

- Mejor comisario Anderson, ya no tiene casi resfriado.

- Eso está muy bien chico¿la estarás cuidando tu también, no? Tienes buena mano para la medicina ¿No te gustaría trabajar con nosotros algún día?

- Lo siento comisario Anderson me gustaría ser chef.

- ¿ Conque chef,eh? Bueno pues estudia mucho y seguro que conseguirás ser el mejor chef del mundo hijo.

Después de esa conversación el comisario y yo nos despedimos con un gran abrazo y me fuí de camino a la escuela.
El día fue bastante normal ya que las primeras tres clases no hubo nada fuera de lugar, aunque eso me inquietaba un poco. Cada clase que pasaba tenía una sensación más de tranquilidad ya que nos dieron las notas de tres exámenes seguidos, saqué un diez en dos exámenes y un nueve y medio en el otro" Bueno no se puede ser perfecto".
Todo iba bien...hasta que llegó la hora del recreo.
Cuando sonó la sirena agarré la bolsa con todas mis fuerzas, saqué el bocadillo y corrí hacia el fondo del patio cual Correcaminos y me dispuse como todos los días a evadir a esos imbéciles.
Seguí comiéndome el bocadillo hasta que alguien me agarró del cuello de mi chaqueta ahogándome casi y dijo seguidamente a mi oído.

- ¿Oye, que pasa, no nos hechabas de menos?
"Malditos imbéciles"

Fin Cap.2

El hombre delgadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora