Me gustaba observar como las hojas del gigantesco roble, ubicado al lado de la ventana caían una por una, me quedaba allí en silencio mientras tú solamente dormías. Luego llevaba mis dedos hacia tu frente y los enredaba dulcemente entre tu cabello, aquel campo de colores otoñales igual de radiante como siempre. Me inclinaba un poco más y dejaba mi libro en un costado, besaba tu mejilla izquierda hasta volver a mi posición anterior. Así fueron nuestros últimos días, quedándome a tu lado como te lo prometí.
Las últimas semanas tuviste que soportar mis berrinches y mi estrés debido a los exámenes finales, cada vez que se acercaban me transformaba en otra persona y no quería que lidiaras conmigo, ya tenías suficiente con tus propios problemas. Así que decidí visitarte solamente algunas horas para dejarte descansar, aunque tú obviamente te negaste.
"Taeyong, tienes que calmarte y estoy seguro que te ira bien. Te conozco desde hace tanto tiempo y sé que eres muy buen estudiante. ¿Recuerdas como solía envidiarte debido a ello?"
"¿Cómo podrías envidiar a alguien como yo, Jaehyunnie? Tú eres mucho más organizado que yo, además de que le caías mejor a los profesores..."
"Por supuesto, mira este rostro perfecto."
"Mírate, actuando todo presumido por tener un rostro bonito. Aunque tienes razón, por eso me atrapaste al instante."
"¡Ya, Taeyongie!"
"Eres adorable cuando quieres...lo siento."
"Entiendo que no quieras estorbar, aunque sabes que no lo haces en absoluto, me gusta tenerte aquí conmigo. Confía más en ti."
Y así fue, todas las tardes me las pasaba contigo. A veces viendo películas desde mi laptop hasta quedarnos dormidos, la enfermera nos sorprendía y me despertaba para avisarme que el horario de visitas había llegado a su fin.
"Es hora de irme, Jaehyun."
"Adiós, Taeyong. Espero verte de nuevo mañana."
"Por supuesto que lo harás, descansa bien."
Te sonreía antes de cerrar la puerta y luego mi expresión cambiaba, tenía que guardar todo el dolor que sentía, no debías verme débil. Tuve una conversación con tu madre y ella me contó lo peor, definitivamente no iba aceptarlo, pero las agujas del reloj corrían más rápido de lo que yo creía. Tú lo sabías y aunque tu sonrisa no cambiaba podía descifrar como tu mirada mentía, haciendo que todos mis sentidos se alarmaran al instante y no iba a decirte absolutamente nada al respecto, podíamos pretender por un poco de tiempo más.
Como tú me lo dijiste, pasé mis exámenes con éxito y corrí a tus brazos para celebrarlo, me besaste delicadamente y nos quedamos allí, compartiendo ese cálido momento dentro de la blanca habitación. Yo confiaba en ti y jamás te equivocabas, como también estaba seguro de que me amabas tanto como yo lo hacía contigo. ¿Entonces por qué te negaste a decirme que ya no te quedaban fuerzas? ¿Por qué no me decías que llorabas una vez que yo cerraba la puerta? ¿Por qué, Jaehyun?
Tan sólo faltaba un poco más y ya podía dedicarte todo mi tiempo, logré calmarme y dejé de pensar tanto en el asunto, ya que había posibilidades de que tus tratamientos lograran algún cambio positivo. Estabas harto de las inyecciones y los medicamentos, te quejabas del dolor, pero yo te decía que podrías mejorar, aunque fuera difícil dar un último esfuerzo. Sostenía tu mano, esperando que eso te diera fuerzas y definitivamente funcionaba, ya que me lo demostrabas con aquella sonrisa preciosa que tanto amaba ver.
"Jaehyun, tienes que aguantar un poco más por mí, por nosotros. Sé que todo estará bien."
"Espero que sea así, me has acompañado y me has amado tanto. Taeyong, no sabes todo lo significas para mí."
"Lo sé, Jaehyunnie...te amo tanto."
"Y yo te amo a ti."
"Tan sólo quédate aquí conmigo, por un buen tiempo más. ¿Recuerdas nuestros pequeños planes de irnos a conocer el mundo?, tener nuevas experiencias..."
"Taeyong, por favor..."
"Jaehyun, dime que lo haremos, lo necesito."
"Lo haremos, realmente quiero que sea así."
Lamentablemente no fue así y aquel día llegó más rápido de lo que pensaba.
Martes 15 de marzo del 2015, a las 15:00 hrs.
La sangre se me heló, mis manos temblaron y recuerdo como mi vista se nubló en medio del pasillo del hospital, caí al piso y traté de arrastrarme hacia la puerta de tu habitación, recuerdo manos sobre mí, impidiendo que me acercara a ti. Gritos y sollozos en mi costado, hasta que todo se volvió negro y esperé jamás despertarme. Realmente no quería hacerlo.
Pasé meses encerrado en mi habitación, mis padres trataron de buscarme ayuda, pero yo no aceptaba, les impedía que ingresaran dentro de mi apartamento y no los vi por un buen tiempo. Necesitaba estar solo y yo sabía perfectamente que eso no iba a funcionar, aun así, lo hice. Lloraba hasta quedarme dormido, esperando que eso calmara el ardor que sentía dentro de mi pecho, sintiendo como quemaba mis entrañas y soltaba gritos desgarradores, quizás me estaba volviendo loco en medio de mi soledad, pero no había nada que pudiera hacer, ya te habías ido. Los demonios invadían mi mente, susurrándome cosas horribles y pensé en cosas que jamás creí que se cruzarían por mi cabeza, pero me negué y no dejé que me asustaran, aunque ya no me quedaban fuerzas.
Odiaba verme en el espejo, cada día mi piel se volvía más pálida y los aros oscuros debajo de mis ojos se volvían más notorios. Perdí mucho peso y llegué a tener miedo de mi reflejo, me daba asco. Te lloré cada día y noche, ya no podía soportarlo. Hasta que un día logré soñarte, luego de tanto tiempo pude hacerlo. Sentí tus cálidos brazos alrededor de mi frágil cuerpo, volví a escuchar tu voz diciendo mi nombre y fue la sensación más hermosa que pude sentir después de tanto sufrimiento y dolor. Lo tomé como un último suspiro y una última despedida, quizás ya era tiempo.
Luego de un año y medio, volví a mis estudios y eso me sirvió para mantener mi cabeza algo ocupada, aunque aún seguía pensando en ti. Te veía en cada persona y lugar, a veces en las risas de unos niños jugando en el parque, en el aroma de las magnolias cerca de mi balcón. A veces en el sonido del viento, mientras cerraba los ojos y tenía la imagen mental de aquella vez en que nos escapamos por unos días hacia la playa, dándome paz interior. Esperaba que el tiempo curara mis heridas, dejando que cicatrizaran lentamente, realmente lo deseaba.
Te amé y te amaré hasta mis últimos días. Sé que lo haré, ya que fuiste lo más hermoso que me ocurrió. Escribí miles de cartas que sé que jamás leerás, pero en ellas transcribí cada uno de nuestros mejores momentos y experiencias, tratando de que eso me mantuviera todavía en pie, sin perder la esperanza de seguir aquí.
No habrá nadie como tú y sé que pasará mucho tiempo de que permita que alguien más toque mi corazón y mi alma como tú lo hiciste, quizás esa persona jamás llegue, pero siento que realmente no lo necesito. Me hiciste feliz y estoy seguro de que tú también lo fuiste.
Te encontraré en cada estrella que vea sobre el cielo y me prometí a mí mismo que nos veríamos de nuevo, sea en esta vida o en la próxima. Tú creías en el destino, yo te decía que tal cosa no existía, quizás debería volver a pensar en ello.
Jung Jaehyun, fui y seré tuyo.
Así que te diré adiós por ahora.
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Yours. (JAEYONG)
FanfictionNo importa cuanto tiempo pase, siempre recordaré que fui tuyo.