O1

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—¿Podrías darme un abrazo? —susurró Jimin, extendiendo sus brazos y mirándole suplicante—. Por favor.

Jeongguk le miró, desde el asiento del escritorio, mientras su novio estiraba los brazos y le miraba con unos preciosos ojos de cachorro, deseando que el menor se levantara para así poder darle el abrazo que tanto ansiaba. La mirada del castaño demostraba un poco de desesperación. Desde que el otro había llegado a casa, no pudo saludarle como era correctamente. 

¿Cómo era saludarle de forma correcta a Park Jimin? Fácil. Solamente debes de abrazarle, darle unos cuantos besos mientras ambos se dicen cuánto se extrañaron. Mientras se miran a los ojos por un leve tiempo, luego sonríen y juntan sus labios en un delicioso vaivén lento, queriendo expresar todo lo que se extrañaron al estar uno trabajando y el otro estudiando. Siempre que podían, ambos se mandaban largos textos de lo mucho que se extrañaban y amaban mucho. 

 Pero lo único que pudo recibir fue un corto beso en los labios mientras le desordenaban su cabello, que ya estaba hecho un gran desastre. Jimin se reía diciendo que su cabeza podría ser un lindo nido para cualquier pájarito que estuviera cansado, entonces paparía a dormir un poco por el desorden que era su cabellera. Al decir este tipo de cosas, el pelinegro solo se reía para después abrazarlo y susurrar que era el chico más afortunado de toda la galaxia.  Park Jimin es e chico más puro que alguien podría llegar a conocer, con su hermosa sonrisa te curaría cualquier mal y verle motivado por pequeñeces, te hace sentir una sensación cálida en el corazón. 

Puede a veces actuar como un niño, dándole igual el que sea mayor en aquella relación. Siempre le gusto ser mimado de las personas que quería, como también le gustaba dar amor. Muchos le interpretaban de una forma un poco agria a todas las buenas intenciones que daba a veces, le apodaban de forma horrible y gracias a eso, estuvo un tiempo aguantando el dar abrazos. Jeongguk, su novio, ha dicho un millón de veces que toda esa gente es una estúpida sin cerebro, porque que sí es amoroso con quienes aprecia y desea darles un abrazo, entonces esta bien. Jimin es en extremo sensible, por lo tanto muchas cosas, aunque sean las más mínimas, le afectaban, por ello el menor deseaba protegerle de cualquier maldad que pudiera existir mientras sonríe con gran falsedad y daña al amor de su vida. 

—Mi amor, estoy haciendo unos trabajos de la Universidad —le ardían un poco los ojos, así que se sacó los lentes se dio un corto masaje en los hombros, sacando un gemido, demostrando lo agotado que estaba—. Te prometo que cuando termine te daré muchos besos. 

—Ojalá que no seas un mentiroso —arrugó la nariz, queriendo mostrarse como alguien enfadado, más, solo hizo que Jeongguk se levantara para que le diera un beso en los labios—. ¿Lo juras por la garrita? 

—Lo juro por la garrita —antes de volver a sentarse y seguir haciendo sus deberes, besa ambas mejillas del mayor y luego vuelve a picotear en un ruidoso beso antes de terminar su corta sesión de cariños. El deber llamaba, aunque le odiara con todo el corazón—. Si quieres puedes dormir, no es necesario que me esperes.

—Nah —bufó el chico con las mejillas rojas. Estaba echado en la cama, estirado y desordenando las sabanas mientras veía la espalda del otro. A veces lograba ver como sus hombros se tensaban y soltaba un fuerte suspiro. 

Suspiraba porque quería tirar aquellos malditos libros por la ventana y tirarse en la cama con su pequeño y lindo novio. Se preguntaba por qué la vida es tan cruel con los jóvenes universitarios. 

Unos pasitos retumbaron por los oídos del menor. Dándose vuelta y con curiosidad, lo último que pudo ver fue que su pareja había ido corriendo a quien sabe donde. Hizo una mueca, no quería que se fuera, su presencia le daba fuerzas para así poder continuar con sus deberes. Esta agotado, su ruega por distraerse con cualquier cosa y dejar todo eso de lado por un rato. 

Capricious 男孩: KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora