Capítulo I. 'El camionero'

61 5 7
                                    

La historia comienza así...

Era una cálida tarde de verano y unos amigos quisieron reunirse para hacer uno de esos viajes que ningún universitario se resistiría, pero no era cualquier viaje, se reunirían en la casa de uno de los cabecilla del grupo e iban a un lugar que muchos lo conocen sólo por su historia de terror, ' El camionero' y para llegar a ese lugar se tomaban casi un día completo si se iban por carretera.

El grupo constaba si es que me acuerdo bien, de: la chica rubia, era bastante linda, su belleza era lo que atraía a los chicos, parece una barbie como muchos le decían.

El cabecilla del grupo, musculoso, cabello castaño claro, ojos que derretirían a cualquier chica y un ego más grande que la misma tierra.

El chico juguetón, nunca paraba de hacer bromas, era rubio, atractivo para muchas, y era hermano de la chica rubia.

Y había una pelirroja, ella era la más callada del grupo, siempre con un libro en la mano, tenía unos ojos azules bastante grandes, ojos soñadores, llenos de inocencia y era lo que la gente común llamaría 'ojos hipnotizantes' todo el mundo siempre la miraba mucho y eso le incomodaba, por eso siempre intentaba ocultar sus ojos dejando su cabello suelto y así poder ocultar su rostro pero lo que ella no sabía era que ella era muy bonita, no como una belleza como la de la chica rubia, sino una belleza que se podría decir exótica.

¿sus nombres? Ya ni me acuerdo, es que fue hace tanto tiempo que ya perdió la importancia.

Entre tanto embrollo nuestros cuatro personajes se montaron en una camioneta y se fueron a su viaje.

Todos iban divirtiéndose, la música a todo volumen y alcohol por todos lados. El cabecilla iba de conductor y la chica rubia a su lado en el asiento del copiloto y de vez en cuando se pasaban unos cuantos besos debido a la influencia del alcohol, el juguetón iba atrás junto a la pelirroja que iba rodando los ojos ante cada payasada que hacía su compañero.

Ya se estaba oscureciendo y aún seguían en la carretera, de repente pasó un camión bastante cerca del auto en el que estaban los chicos y el chico rubio sacó la cabeza del auto y gritó una maldición.

La chica pelirroja no llegó a ver el camión pero tan rápido como vino así mismo se fue, la pelirroja se quedó bastante extrañada.

Ya eran altas horas de la noche y aún los chicos no llegaban al dichoso pueblo, la rubia se había dormido pero poco tiempo después se despertó por el irritante chirrido que hacía el auto por aquel choque con el camión, el castaño dijo que no había problema y se estacionó debajo de un poste de luz de la carretera, la pelirroja le advirtió que no saliera, porque no sabían que podía pasar si alguien venía pero su ego y el alcohol corriendo por su sangre lo puso eufórico y dijo que todo estaba bien, no les iba a pasar nada si estaban junto a él.

Cuando salió cerró la puerta del auto consigo, para acompañarlo la chica rubia se bajó y se paró justo al lado del poste, la pelirroja se iba poniendo más nerviosa conforme iba pasando el tiempo, sabía que algo estaba mal.

- ¡listo!- había dicho el castaño cerrando el cofre del auto. La luz de un vehículo se hizo presente detrás de ellos y en abrir y cerrar de ojos había un camión junto al auto de los adolescentes.

-¿Necesitan ayuda?- un hombre alto y flaco con sus ropas llenas de grasa de auto y una gorra roja desgastada salió del camión. No inspiraba confianza en lo absoluto.

El castaño de forma protectora agarró a la rubia que estaba un poco desconfiada por la extraña aparición del hombre, y la puso detrás de él. El hombre sonrío enseñando sus amarillos dientes, sus encías estaban desgastadas y tenían un color morado pero muy oscuro que se asemejaba al negro, daba asco verlo y luego dijo: -Ustedes los jóvenes nunca aprenden-

-Señor, creo que tiene que irse, no necesitamos su ayuda-

En un abrir y cerrar de ojos el poste de luz se apagó dejando la carretera totalmente a oscuras y se escuchó un grito agudo de parte de la chica rubia. El poste volvió a prenderse y tanto el camión como el castaño habían desaparecido, el rubio salió del auto y lo siguió la pelirroja. La rubia estaba recostada del poste llorando y mirando con los ojos muy abiertos al otro lado de la carretera donde en los matorrales había un lado en donde el césped y algunas plantas estaban aplastadas <<como si hubiesen arrastrado a alguien>>.

- Él se lo... Se lo llevó!!!!!- de repente la rubia se había convertido en un manojo de nervios.

- Quédense aquí, encierrense en el auto y no salgan. Si no vuelvo... Váyanse sin mí-

La pelirroja no estuvo de acuerdo pero no había de otra. Se quedaron encerradas en un auto en medio de un carretera y sólo se escuchaba los sollozos de la rubia. Un estruendo se escuchó a un lado del auto y las dos chicas gritaron al ver la cara del rubio cubierta de sangre. La pelirroja cogió las llaves del auto e intentó prenderlo pero el motor del auto estaba muerto.

Una brisa fría recorrió todo el auto a pesar de que las ventanas estaban cerradas. La puerta del lado de la rubia se abrió de golpe causando que ambas chicas gritaran y el mismo hombre que estaba unos minutos atrás agarró a la rubia y ésta última empezó a forcejear, la pelirroja intentó ayudarla pero era demasiado tarde, en un abrir y cerrar de ojos habían desaparecido el camionero y la rubia, poco tiempo después se escuchó un grito desgarrador.

La pelirroja salió del auto con una idea en su cabeza <<correr>>, empezó a correr por la carretera y vio un vehículo que venía del lado contrario a la que ella iba, la pelirroja sintió que fue como ver el cielo. Se paró frente al carro para que así el carro se detuviese y ella poder huir de aquella pesadilla, el carro cada vez estaba más cerca y no se detenía. La pelirroja se asustó, intentó moverse pero no podía, trató de gritar pero no salía nada de su boca; El carro llegó a ella y siguió derecho pero no impactó con ella. Extrañada la pelirroja se dio cuenta que era una simple ilusión. Detrás de ella escuchó una risa, que podía escuchar la maldad en esa risa.

La chica se empezó a sentir débil, sus piernas no podían soportar su propio peso y la chica calló de rodillas. El camionero apareció frente a ella con una sonrisa de oreja a oreja. La pelirroja apartó la mirada y el camionero le agarró fuertemente la barbilla para que ella lo mirara. Su toque de sentía como el mismo infierno, ardía y quemaba. La chica soltó un quejido y él la soltó.

- ¡Estas de suerte! ¡Que maravilla! Te dejo para que cuentes mi historia, creo que ya sabes quien soy yo, soy el responsable del terror en estas carreteras, tuviste suerte, pero si nos vemos de nuevo no tendrás tanta suerte- sonrió con maldad y sus ojos tan negros como la misma noche atraparon a la chica.

¿Que pasó con ella después? Pues encontraron a la chica al día siguiente a orillas del pueblo al que principalmente querían ir, ella no sabía que había pasado, como había llegado ahí. Tiempo después su historia fue contada, el terror infundido en las calles. Pero ahora es sólo un simple rumor.

¿Qué si conozco a la chica? En serio lo preguntan? Entonces, ¿Por que creen que les estoy contando esta historia? Además ya no puedo dormir por las noches.

Leyendas UrbanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora