Capítulo 4

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Voy a la cocina a por un poco de agua para el , para que el alcohol se le baje un poco . Mi casa parece muy pequeña con él aca y aunque la cama es de matrimonio, cuando Agustín se quita los zapatos y se recuesta parece tan pequeña .

El se toma el agua , cierra los ojos.

—Eres como mi ángel de la guardia.

—No he hecho nada que no hubiera hecho otra persona en mi lugar .

Me observa tras sus espesas pestañas, después cierra los ojos y
noto cómo se va quedando dormido.

Busco una manta en las cajoneras de mi armario y lo tapo con ella. Me quedo mirando cómo duerme. Me acerco a él sin creer lo que esta pasando que después de tanto tiempo estemos juntos.

Son muchos los recuerdos suyos que guardo en mi memoria. Ya no queda nada de ese niño en su rostro. Ni dormido pierde la seriedad y esa frialdad que me hace extrañar al chico que me cuidaba de pequeña .

Alzo la mano hacia su mejilla y paso la mano por su barba . Se remueve y retiro la mano rápidamente antes de que no te que lo estoy  mirándo, me aparto sabiendo que esta noche va a
ser muy larga y que lo de dormir plácidamente no va a ser posible.

Soy muy consciente del hombre que duerme en mi cama y de lo que siento por el .

Son cerca de las once de la mañana cuando Agustín  da señales de vida.
Nerviosa me levanto del sofá, donde trataba de ver la tele, pues no he conseguido centrarme en nada teniendo a Agustín cerca. No he podido evitar observarlo mientras dormía. Me gusta mucho tenerlo cerca, una parte de mí quiere que todo sea como antes, pero debo recordarme que solo está de paso, que su vida y la mía van por caminos diferentes. Que nos hayamos visto en tan poco tiempo dos veces no tiene por qué marcar un precedente.

—¿Mía? .pregunta cuando abre los ojos desorientado mirando por todos lados .

Le hacerco a el una bandeja que tengo preparada con unas tostadas  y le pongo café caliente que tengo en un termo. Le acero la bandeja , el se sienta en la cama y me mira con seriedad hasta que se da cuenta de que soy yo.

—No ha sido un sueño .admite .

-Por tu tono de voz no sé si te molesta o no que te rescatara. Sonrío
y le tiendo la bandeja se toma el café casi de un trago no toca las tostadas.

—Gracias por todo. Sale de la cama. Se pone las botas y saca su celular del bolsillo de su vaquero. Aunque es amable conmigo siento que no es como antes. Dejo la bandeja sobre la mesada  de la cocina. Hasta recién levantado es demasiado sexi .

¿Cómo puede ser posible? Yo recién levantada tengo hasta la cara
hinchada de dormir.

—Tengo que irme. Grac…
—No me des más las gracias. No lo he hecho para que me lo
agradezcas.

El asiente y guarda su celular. Da un repaso a mi pequeño departamento ,
que a sus ojos debe parecerle ridículo. Parece que quiere decir algo
cuando acaba de observar cada rincón , se va hacia la puerta sin decir nada.

El celular de Agustín comienza a sonar , lo saca y contesta.
—Ahora mismo bajo . Lo dice mirándome. Tengo que irme. Nos
vemos.

—Ya sabes dónde vivo . Le digo con una sonrisa.

Asiente, y va hacia la puerta. Tras despedirse, se va sin decir nada .
más.

Desde anoche no he dejado de imaginar cómo sería cuando se
despertara. En mi mente se levantaría y hablaríamos de todo un poco.
Todo sería como antes… No lo ha sido y no debo olvidar que el Agustín  que conocía solo es parte de mi pasado. No sé nada del Agustín  que es
ahora, más allá de lo que dice la prensa de él y dudo mucho que eso tenga parte de cierto.

Para Agustín  solo soy parte de un pasado que hace tiempo quedó atrás y es mejor que yo haga lo mismo.

Nunca te olvide. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora