2.

3 0 0
                                    

Increíblemente, un reto, proveniente de mis amigos ebrios, dio resultado para mi único propósito de toda la secundaria. Me giré mordiendo mi labio y tomó mi trasero por completo.

-Está por expirar, caballero. Tómela o déjela.

Sonreí maliciosa y entreabrió su boca con una media sonrisa. Tomó mi muñeca y me sacó de la casa, antes le lancé un beso a Mad, quien bailaba con su amor de infancia.

-En 5 minutos, ya te estaré devorando.

Me subió a su auto y condujo a toda velocidad, las calles estaban vacías por completo. La sonrisa en su cara y su respiración agitada indicaba lo que necesitaba, una cama. Luego de 3 minutos, llegamos a un edificio lujoso.

-Fred, no quiero visitas esta noche. -le dijo al hombre que nos abrió la puerta de su edificio.

-Está bien, hijo. -me regaló una sonrisa y le correspondí.

Lo seguí rápido y, en el ascensor, me estampó contra la pared para besar mi cuello, dejando aquellas marcas difíciles de esconder. A la vez, acariciaba mi trasero hasta llegar a su piso. Allí, me alzó obligándome a enrollar mis piernas en sus caderas mientras nos besábamos con desesperación. Sabía tan bien, ojalá nada en este mundo, jamás, me separara de ella.

Abrió la puerta de su departamento y nos encaminó hasta la habitación. Me lanzó a la cama donde se deshizo de mi ropa, dejándome en mi lencería.

Mordió su labio con lujuria, se acomodó encima mío y siguió su sesión de besos mientras hacía desaparecer mi brasier. Luego, besó y mordisqueó mis senos haciéndome gemir algo alto. Sentí su sonrisa en ellos y fue dejando pequeños besos hasta mis bragas donde las corrió e insertó dos dedos en mi vagina.

-¡Oh, por dios Nicholas! -sus dedos me hicieron arquear la espalda y maldije en voz baja.

-Llámame daddy... -susurró en mi oído.

-Está bien, daddy.

Siguió introduciendo y sacando sus dedos con delicadeza, observando cada un de mis gestos con una sonrisa. Cuando me vio mendigando mucho, se alejó y desabrochó su cinturón.

-Ahora ayuda a papi, nena.

Me levanté viendo su bulto y le quité la remera seguido de apoyar mis rodillas en la cama y llegar a besar su boca. "Con gusto" fue lo único que salió de mi boca, los pocos centímetros de distancia me enloquecían.

Lamí mis labios y me senté en el borde de la cama para acariciar el miembro cubierto por sus boxers blancos. Lo saqué y me quedé boquiabierta, hasta podría asegurar que se me hizo agua en la boca. Más largo que mi futuro.

Le di un beso húmedo en la punta antes de insertarla en mi boca hasta cubrirla toda y sacarla lentamente. Gruñó y cerró sus ojos. Pasé mi lengua desde la base a la cabeza haciendo círculos en ella. Realmente no tuve que hacer mucho trabajo ya que sus jadeos, suspiros y gruñidos aumentaron; de a poco, aferró su agarre de mi cabello.

-Daddy está... -dejó caer su cabeza hacía atrás- por correrse.

Con fuerza, guió mi cabeza llegar a su preciado orgasmo. El líquido caliente llenó mi garganta y lo tragué todo, lamiendo mis labios.

-Estás delicioso, daddy.

Pasé mi dedo por mi labio, donde reposaba una gota de semen y me miré a los ojos, vi como cambiaron de color, allí, me empujó nuevamente a la cama.

-En cuatro. -su voz grave inundó mis oídos.

Obedecí hasta que su cinto aterrizó sobre mi nalga izquierda como un látigo improvisado, haciéndome arquear mi espalda.

-Eso por acercarte a hacerme esa propuesta tan inapropiada.

-Bien que te gustó la mamada, eh? -reí bajo.

-Cállate. -me pegó otra vez y gemí alto- ¿Te gusta?

Me dio otra para que caiga rendida apoyando mis codos en la cama.

-Me encanta. -mordí mi labio, que masoquista era, santo cielo.

-Ahh, sí? -otra nalgada cayó.

Asentí y se lanzó encima mía, colocó su miembro en mi trasero y se acercó a mi oído.

-No te oí...

-Me calientas, daddy. -sentí esa sonrisa satisfactoria anterior y se levantó bruscamente.

Tomó una almohada, la acomodó en mi vientre bajo y descendió mi trasero, dándole una nueva nalgada. Sin previo aviso, se introdujo en mí con gran ferocidad. Cada embestida me hacía soltar jadeos únicos. Tomaba de mis caderas y marcaba sus movimiento, definitivamente valió la pena esperar.

-¡¡Oh, daddy!!

-¿Quieres más? -susurró en mi oído.

Asentí y, al instante, aumentó su velocidad. Se agachó y tomó uno de mis senos para estrujarlo.

-Joder!

Un gran gruñido salió de su boca y mi clímax se asomó, haciéndome gritar como ninguna chica podría hacerlo.

-Muy bueno, ¿verdad? -soltó un jadeo y se tumbé a mi lado.

-Si tu dices.

Rodeé los ojos al ver a su engreído interior, por fin, salió. Bufó con una sonrisa ladina y alcé una ceja.

-También tengo algo de experiencia.

Tomé su rostro y lo besé, esos labios se hicieron adictos en tan corto tiempo. De a poco, fui colocándome encima suya y, sin alejarme de aquella deliciosa boca, introduje su miembro para comenzar a cabalgarlo, nunca me había desesperado tanto.

Su expresión de placer en primera fila me calentó tanto que apoyé mis codos a sus lados y aceleré mis movimientos, de vez en cuando, le robaba pequeños besos descuidados hasta que llegamos. Agitado, tomó mis caderas y giró a un lado.

-Te luciste, baby girl. -besó mis labios tan lento que llegué a sentir algo de, no sé, amor.

-Espero que me presumas como lo hacen las chicas contigo.

Sonreí y mordí mi labio al mirar sus ojos miel. Me giró y abrazó por la espalda para besar mi cuello.

-Sin duda lo haré.

***
-Buenos días, señorita. -una luz invadió mis ojos y me tapé con la sábana- Vamos, arriba dormilona.

Golpeó mi glúteo sobre la sábana y me despertó enfadada. Tenía unas tazas de café en sus manos.

-Hola. -froté mi ojo y agarré una taza.

Se sentó a mi lado y le sonreí, luego, prendió la televisión. Frenó en una película de comedia y reía como niño, era tan adorable.

Me quedaba viéndolo e, increíblemente, me gustaba cada vez más. Más allá del sexo, noté algo nuevo en él, era un chico común y corriente.

-¿Tanto te gusto, Allison? -dijo sin quitar la vista de la tv.

-Ja ja, ya quisieras. -desvié la mirada y me fui al baño.

Lavé mi rostro y arreglé mi cabello para luego salir y tomar mi ropa para cambiarme.

-¿Ya te vas? -sonó algo apenado y le vi desde la puerta del baño.

-Tenemos clase, Miller. -incliné mi cabeza.

-Lo sé. -soltó y volvió a la película.

Me cambié y me guió a la puerta. Antes de irme, me besó dulcemente mientras me acariciaba. Bajé, embobada, por el ascensor y en la puerta me esperaba, si mal lo recuerdo, Frederic.

-Espero verla luego, señorita Bennet. -abrió la puerta.

-¿Cómo sabe mi nombre?

-Nicholas pidió que la agende en la lista de las personas tienen permiso a subir.

Algo pérdida, le sonreí y me despedí.

¿Podría volver en cualquier momento? Quise enfocarme en mi rutina diaria pero aquella información era demasiado buena para estar analizando tan temprano.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 14, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

more than a daddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora