Si nunca lo digo, es momento de decirlo. Soy inestable, tengo más miedos de los podría contar o recordar, si los recordara todos en un solo instante posiblemente dejaría de tener miedos para convertirlos todos en una decepción propia que no podría soportar. Simplemente uno vive con ello siendo pendiente y conociéndolos, siendo parte de esa misma basura para poder al menos sobrevivir. Tal vez sea por ello que no seré tan apegado a mis recuerdos, pero en mi vida existen unos pocos momentos que no puedo olvidar, golpes que han calado profundas marcas, desesperanzas y escepticismos alrededor mío pero también existen más que recuerdos personas que me traen ellas mismas emociones que los recuerdos nunca podrán hacerlo, por ello las considero como el más vivo recuerdo.
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Después de mucho, finalmente estaba a pocas horas de volverlos a encontrar. Amigos de secundaria con los que tengo absurdas memorias, tan absurdas como el propio colegio. Después de tanto, sobrevivimos ese lugar y estábamos en el punto de ver como nuestras desgraciadas vidas nos tratan luego de un año de terminar nuestra etapa escolar. Solo tenía que pasar por una última prueba, unas horas en un pequeño universo de cosas que ignoraba su existencia, posters, cuadernos, diarios... todo aquello de lo que no puede faltar en una pieza juvenil. Terminé a parar ahí luego de enterarme que la reunión no era a las cuatro como lo acordado, sino horas después. Fue entonces que improvisando termine esperando ahí.
Todo fue inesperado, inesperada mi visita, los saludos, la persona que se hallaba al otro extremo de la habitación, con una mirada poco de interés a su alrededor. Hice caso omiso a todo esto, tome un libro que había en mi mochila para ignorar todo aquello que me intrigaba, tal vez podría controlar mis nervios en una palabra, una pausa, una coma, olvidarme de ese extraño ambiente. Todo fue en vano, no pude apartarme del mundo como se hacerlo mejor, el mundo me invitaba con los brazos abiertos, con unas simples palabras de aquella persona, quería ignorar todo lo que ya sabía e incorporarme a ese mundo del que no sabía nada. Pensaba saberlo todo, sin embargo aquellas cosas tan simples me parecieron nuevas, en realidad no sé cómo paso, pero pareciera que estuviese aprendiendo todo desde cero, como cuando un niño quiere descubrir las cosas por primera vez, mi curiosidad, mi alegría podían ser semejantes, olvide por primera vez mis angustias, me olvide de ser yo.
Cada vez encontraba ese espacio tan secundario y solo existían en ese momento las personas dentro de esa habitación yo, una amiga del colegio y aquella persona que estaba aún en el extremo de la habitación, sin embargo, algo había cambiado. Esos ojos de desinterés parecían brillar como invitándome a olvidar mis inseguridades, esos ojos son los que no puedo olvidar. Fui un yo que siempre quise ser aunque sea solo en ese pequeño universo, por tan poco tiempo. Había llegado la hora de ver mis compañeros.
Cada momento que pienso en esto creo que ella no me conoce sino que solo recuerda aquella faceta mía, sin máscaras, que solo pudo existir un momento gracias a ella. Tengo miedo a cambiar esa idea que tiene de mí, que no soy así exactamente, lleno de miedo e inseguridades, de decepcionarla. Aún tengo la esperanza de revivir ese momento, cosa que no pasará si se decepciona, si piensa que cambie o que aquella vez aparente. Al menos decidí vivir con la esperanza, es suficiente para sobrevivir a toda esta mierda.
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Simplemente quiero decirlo
SonstigesNinguna relevancia, solo son recuerdos que me instigan, los postergo como teniendo miedo a la respuesta. Decidí poner fin a esto descargándolo en una cuantas líneas sin arreglos, sin nada, solo experiencias casi narrando hechos. Así fue como conocí...