Un hermoso desastre

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N/A: Contiene situaciones MUY explícitas, leelo bajo tu responsabilidad.

***

-Oh, dios mío-Harry no salía de su estupor, tenía los ojos bien abiertos, y de su boca salía un jadeo cada vez que miraba-¿Estás viendo lo que creo que estoy viendo?

Ron estaba en un estado similar.

-¿Tú estás viendo lo imagino que estoy viendo?

Los cotilleos y susurros no se hicieron esperar, después de todo se trataba del Príncipe de Slytherin, y por más que Harry lo odie, había que admitir que Malfoy era bastante popular.

El Gran comedor era un completo descontrol, todos con las mismas expresiones de sorpresa e incredulidad, hablando al mismo tiempo, como si no pudieran creer lo que estaba sucediendo.

Es que era cosa de no creer.

Incluso si Voldemort mismo, en persona, estuviera follando con Dumbledore en la mesa de los profesores, eso era más creíble de lo que sus ojos estaban viendo, las personas, incluso, se verían menos sorprendidas.

En la entrada del comedor, las puertas ampliamente abiertas (para enzima agregar el toque dramático), yacía Malfoy…

Dividido en cuatro.

En el sentido literal de la palabra. Era como si Malfoy hubiera tenido gemelos, o mellizos, o lo que fuera que Merlín quisiera, pero no, Harry y toda la comunidad mágica sabía que Narcissa y Lucius Malfoy sólo habían tenido un solo hijo, un único e inigualable Draco Malfoy. Pero ahí, en las puertas del Gran comedor había cuatro. Y si no fuera porque todos a su alrededor parecían igual de impactados, pensaría que había que conseguirse nuevos anteojos.

Y eso no era lo peor.

Oh, por supuesto que no.

No sólo había cuatro Malfoy idénticos, si no que cada uno llevaba túnicas de cada casa.

En medio estaban el que llevaba la túnica Ravenclaw y a su lado estaba el de Slytherin, mientras a los costados estaban Gryffindor y Hufflepuff.

Todos se veían como…bueno, como Malfoy en sí, pero al mismo tiempo eran completamente distintos. El que llevaba la túnica de Slytherin si bien era el más parecido al Malfoy original, miraba todo con desconfianza, y no llevaba el pelo engominado. Harry decidió que le quedaba increíble el cabello suelto, y por más que lo tenía prolijo, algún que otro rebelde mechón rubio se salía de lugar.

Se veía…exóticamente peligroso.

Con esa mirada de desconfianza a lo desconocido, pero de igual manera mirando a todos como si fueran un chicle en su zapato.

De los cuatro, era en definitiva, el más parecido al original.

A su lado, el chico con la túnica azul, prolija pero no en exceso, era la rencarnación del estereotipo Ravenclaw, pero con el toque Malfoy. Su cabello no estaba ordenado, pero tampoco despeinado, Harry entrecerró los ojos para ver que, en efecto, llevaba un par de hebillas negras, para domar su flequillo rubio. Pero lo que llamaba la atención eran sus anteojos, que sin duda eran muchísimos más finos que los de Harry, y se veía como si hubieran salido más caro que el salario de un año del Señor Weasley. Tenían un marco negro, y eran no altamente estrechos, pero se le veían las cejas rubias, también en sus manos llevaba tres libros que apretaba contra su pecho.

Harry se mordió el labio.

Tenía un porte intelectual a la manera de Yo Se Más Que Tú Y Nada Podrá Cambiar Eso. Y miraba a todos como si fuesen un caso perdido, trolls simulando estudiar.

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