Un hermoso desastre

Un hermoso desastre (PARTE 2)

-Yo…estoy enfermo, no me molestes.

Pudo oír la indignación de Draco en jadeo ahogado.

-Qué no te moleste-repite, alarmantemente bajo, Draco estaba molesto, indignado, y un poco, ¿decepcionado? Harry lo sabría si no estuviera tapándose la cara con la sábana como un niño que hace berrinche cuando no consigue el osito de felfa.

De todas maneras, ¿qué hacía Draco Malfoy en su habitación?

-¿Es el Grandioso y valiente Harry Potter con el que estoy hablando?-continúa con su típico arrastre de palabras, y Harry se estremece, nunca lo había notado antes, pero la manera de hablar de Draco le pone, incluso en su estado deprimente- ¡Deja de autocompadecerte y sal de la cama de una vez, pedazo de mierda!

Harry de las colchas y enfrenta a Draco, enfurecido.

-¿Quién se está autocompadecinedo?-sisea, y el rubio no cambia nada de su expresión enojona, excepto que sus ojos chispearon increíblemente, y sus mejillas se incendiaron-¿Por qué lo dices? No estás en mi cabeza, no sabes lo que podría estar pensando. No me conoces.

Aunque es una completa mentira, eso es exactamente lo estaba haciendo Harry: autocompadecerse.

-Te equivocas, Potter-y cuando escupe su apellido, Harry intenta no cerrar los ojos con dolor, pero no sabe si lo ha conseguido-. Te conozco mejor de lo que crees, ¿lo olvidas? –hace un gesto burlón que le dan ganas de patearlo…o besarlo, que en su relación es básicamente lo mismo- Puedo recordar cómo te bebías de mi imagen…en cuatro sentidos diferentes.

Se le escapa una risita histérica, pero intenta disimularlo.

-Y yo puedo recordar cómo me pedías más en cuatro sentidos diferentes- contraataca, pero no quiere hacerlo, quiere lanzársele enzima, besarlo hasta perder la conciencia, quiere escucharlo gemir, quiere penetrarlo, y quiere escucharlo cada mañana, ¿es mucho pedir?

Ve como Draco enrojece, y respira fuertemente por la nariz, e intenta, olvidar lo adorable que es.

-De todas maneras eras tú el que se aprovecha-sonríe burlón al ver su reacción, a Harry se le para el corazón, y la culpa vuelve enterrándose en lo profundo de su moral-. Imagínate el titular: "El Niño que Vivió para ser un abusador".

Le hierve la sangre.

-¡Y-yo no te abusé!-grita contrariado, porque sabe que es verdad- Haces que perezca un violador, n-no quise hacerlo, de verdad…yo…

-Vuelves a hacerlo.

-¿Qué cosa?

-Autocompadecerte.

Harry suspiró.

¡Sí! ¡Se estaba autocompadeciendo! Y le importaba un rábano, porque la persona que lo acusaba de violador le gustaba tanto que rayaba a la locura.

-Eso no te importa-le dijo cortante, se estaba cansando, quería a Draco, ahora, y en frente de él con las mejillas sonrojadas, los ojos brillantes, y la actitud enfurecida, no estaba ayudando a su libido- ¿Qué hace el Príncipe de las Serpientes en la jaula de los leones?- .Soltó con ironía.

Era la primera vez hasta el momento en donde Draco parecía incómodo.

-Ehh, nada, venía a convencerte de que no sirve de nada esconderte-le soltó de repente, mientras evitaba su mirada, y parecía como si se lo estuviera inventando-. Solo demuestra tu cobardía, de todas maneras no voy a decir lo que me hiciste cuando estaba bajo la poción, completamente indefenso, y desamparado, me da asco contárselo a otra persona.

Harry levantó la cabeza, mirándolo con rabia acumulada, deseo y mucho dolor.

El rubio pareció un poco afectado por la intensidad de su mirada.