Lo escucho, aun aquí en el cuarto a oscuras, su amarga sonrisa está en todos lados, no quiero escucharlo, no quiero verlo, solo me ha traído angustia desde que llego, ha alejado a todos mis seres queridos, ellos ya no me miran, sus ojos inexpresivos ni siquiera enfocan mi cara, solo ven al vacío.
-Pero no estás sola- me dice Alfredo
-¡CALLATE!- le grito, a lo que él solo lanza sus carcajadas. - ¡TU MISERABLE, TU ME HAS DESTROSADO MI VIDA!- le increpó.
-Mi querida, tu no tenías vida. Tu solo seguías a la masa, como una corderita en su rebaño. Yo te traje a la vida, yo te di una razón para vivir- dice Alfredo burlón a mi oído.
Yo agite mis manos para alejarlo, mientras él sonreía y danzaba una música que nadie escuchaba.
-¿Por qué me elegiste a mí?- le dije entre sollozos -¿porqué entre tantas personas?-
-Porqué tú me llamaste, tú pedías que viniera y te sacara del aburrimiento-
-Yo no quería esto- Dije con mi voz apagada, mientras miraba a mis amigos a mi alrededor -Yo nunca quise hacerles esto a ellos- Mire a mi madre y mis lágrimas empezaron a caer una vez más. - ¡TU TIENES LA CULPA! ¡SOLAMENTE TU LA TIENES!-Alfredo reía a carcajadas.
-Pero niega me que te divertías mientras lo hacíamos, niega me tu satisfacción, era mucho mejor que tener sexo- Sus palabras me traían imágenes, imágenes donde yo reía cuando todo empezó. -Te están felicitando. Una persona admira tu creación.- Dijo el sonriendo jugueteando con sus labios.
-¡CALLATE INFELIZ!- Grite con todas mis fuerzas.- En ello puso una mirada fría y su sonrisa se congeló, sus ojos bajaron y se juntaron con los míos y me susurro.
-Ahora Emilia, el tiempo de jugar se acabó. Todo terminará.-
El fiscal Peña se habría paso entre la muchedumbre, tanto como curiosos y reporteros, todos querían entrar a observar o tener la primicia.
-¿Que tenemos... - Empezaba a decir Peña, pero quedó petrificado ante la escena que estaba presenciando. Un total de 9 personas estaban colgadas desde el cielo de la habitación, con ganchos de colgar carne de las carnicerías. Todos con la mirada vacía, porque en sus cuencas no se encontraban sus ojos.
-Aparte de eso y de los ganchos que atravesaban, no tienen más heridas en su parte superior- Indicó el forense. -Al contrario en sus piernas se encontraron cortes en sus Arterias Femorales, según se ve esos cortes se los hizo después de colgarlos, aunque lo de los ojos... Fue antes.- Dictaminó el experto.
Peña quedó boquiabierto ante tan cruel acto, habían personas mayores y unos cuantos jóvenes.
-¿Quién pudo hacer tan macabra carnicería?- En eso se escuchó una risa.
-Te están felicitando, una persona admira tu creación- Dijo una voz femenina al fondo de la estancia.
-¡CALLATE INFELIZ!- Grito la misma voz. Peña se acercó y vio una chica de no más de 17 años, con lágrimas en los ojos y su rostro variando entre sonrisas y pena amarga tiritando ante los bruscos cambios de humor, sus manos estaban manchadas de sangre, y dos cuchillos, uno en cada mano cercando su cuello, las cuales se ponían rígidas cada vez que un policía se intentaba acercar.
-Ella es Emilia, y sufre de esquizofrenia. Lleva hablando sola desde que la encontramos- Dijo un agente policial.
-Ahora Emilia- Dijo la chica, refiriéndose a ella en tercera persona.-El tiempo de jugar se acabó. Todo terminará- Esas fueron las últimas palabras, en ese momento Emilia corto su cuello por la mitad, frente a todos los presentes, con una cara llena de sonrisas y desesperación. Con una cara binaria.
