único.

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Hoseok tiene 11 años cuando se da cuenta que ésta es la navidad más triste que ha pasado.

No es que le haya pasado algo, no, al contrario, está perfecto de pies a cabeza y del hemisferio derecho al izquierdo de su cerebro. Vamos, que ni siquiera debería sentirse mal por eso, piensa él, mi familia no celebra la navidad, y yo tampoco.

Y ese es el problema; Hoseok vive en una familia que no celebra la víspera. Es un niño todavía y tiene que aguantar cuando va a la escuela y escucha a sus compañeros hablar sobre lo que le han pedido o lo que les ha traído Santa. Cuando sale con sus padres en diciembre tiene que aguantar no emocionarse cuando ve la ciudad decorada con la festividad porque no quiere ser regañado. Cuando todos disfrutan su momento familiar, y él está en su casa, en su cuarto, mandado por su mamá a que se fuera a dormir.

También sabe que tiene 11 años y que probablemente esté ligeramente grande para estas festividades. Los niños de su edad generalmente empiezan a perder el interés, como su mejor amigo de la escuela y también vecino, Yoongi, que solo anda feliz por los regalos, ¿lo demás? ya le aburre tener que soportar a sus tíos.

Por lo que, después de mirar con admiración todas las casas brillantes por las luces, la música que podía oír desde su ventana o ver a los vecinos como un acosador cómo disfrutaban la cena de navidad, dijo que tenía suficiente, y se iba ir a dormir, sino fuese que su última mirada fugaz que le dedicó a la calle encontró a un pequeño niño envuelto en abrigos, gorrito y bufanda que se dirigía hacia su casa. Sabía de antemano que era Yoongi, por lo que intentando no hacer mucho ruido, fue a abrirle la puerta.

Cuando le abrió, pudo sentir el frío de la noche combinado con el de invierno golpearle la cara tan de repente, obligándolo a abandonar el cálido y abrazador calor que resguardaba desde su habitación. Yoongi terminó de pasar y ambos subieron al cuarto no sin antes de cerrar la puerta.

—Hobi, perdón. Mi mamá no me soltaba. —fue lo primero que dijo al pisar su cuarto, viendo cómo hacía un puchero inconscientemente.

—Y yo que estaba que me dormía. —mintió un poco, pero sabía que él era muy notorio en esas cosas, por lo que fue reprendido.

No se había dado cuenta por la oscuridad de la noche y la tenue luz de la luna, que Yoongi cargaba una mochila. Mientras él se dedicaba a quitarse los abrigos, pudo ver claramente que el último era un suéter navideño que le compraba su mamá pero que nunca los usaba porque los consideraba ridículos. Era tan sorprendente.

—Yo... quería celebrar la navidad contigo ¿está bien? —el ligero sonrojo que se hacía más notorio por la piel blanquecina hizo que Hoseok esbozara una pequeña risa mientras asentía.

El mayor de los dos decidió ocultar su pena registrando su bolso, sacando varias cosas de éste: envases con comida, otro suéter navideño y de último, Yoongi casi lo sacaba, pero se dio cuenta de su acción, y rápidamente sacó su mano del bolso, cosa que Hoseok no pudo ignorar.

— ¿Qué era?

— ¡Nada! Ahora ponte ese abrigo que vamos a comer.

Las siguientes horas se resumieron en ambos niños sentados en el suelo de forma india, utilizando la ropa navideña que Yoongi consideraba ridícula y disfrutando de la comida que trajo mientras hablaban. Fácilmente, pudo haber invitado a Hoseok a su casa a disfrutar mucho mejor, y lo hizo, unos días antes cuando visitaba su casa, pero cuando vio cómo le preguntaba a su mamá si podía ir con toda la emoción del mundo. No tuvo que escuchar la respuesta, cuando vio cómo la sonrisa radiante que poseía, se apagaba y se iba poco a poco cuando su mamá le dijo que no.

yoonseok: almost without christmas (one shot).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora