Porque...

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Él tenía la sonrisa más bonita de todas.

Un príncipe al que le encantaba que confundieran con plebeyo o un sapo, y no para que lo besaras sino para que notaras que la belleza vale mucho más cuando está adornada de las más sencillas e inesperadas cosas, como un hoyuelo en la mejilla.

No soy alguien que le guste involucrarse demasiado con la gente, tiendo a ser solitario y muy observador. Me conformo con que la gente que me gusta este sonriendo aun si no participo en las pláticas (me gusta convivir, aclaro) pero a veces no soy muy buen conversador o demasiado curioso para prologar una plática durante mucho tiempo. Me gusta hablar, claro, me gusta que me hablen y no les importe que solo escuche o haga comentarios escasos en las conversaciones. No me considero tan aburrido y espero que la gente no piense lo contrario.

Pero él, él que solo necesita sonreírte para hacerte sentir cómodo y amigable, es mágico. Sé que tampoco le gusta estar siempre rodeado de muchísima gente, se agobia y se llega a estresar pero aun así, disfruta de una charla aun si esta no tiene cabeza ni pies, como las que sostengo con él.

Como lo conocí es bastante gracioso, inusual y fantástico, de esos recuerdos que atesoro en un pedacito de mi corazón junto al momento favorito de mi película favorita, ese donde Chimuelo está volando junto a Hipo y se ven tan felices; me desvié, pero me agrada distraerme porque ese recuerdo también lo ligue a él después de que me confeso que también ama esa película. En fin, volviendo al tema, lo conocí cuando estaba buscando un poco de pintura azul para estampar una de mis playeras y estaba completamente perdido; él apareció justo cuando una mariposa se estrelló contra mi cara y grite tan masculinamente agudo que lo golpee al echarme hacia atrás.

—Creo que se fue. — dijo sobándose el ojo que le había picado.

Me sentí tan avergonzado que tartamudee mientras revisaba que no le hubiera hecho daño. Por suerte no lo hice y él noto mi playera estampada con mi frase personal en vez de mi disculpa.

— ¿"Yehet"? — ladeo la cabeza sin dejar de mirar las letras blancas. — ¿Qué significa eso?

No había dicho que no soy algo típico y me gusta defender porque hago las cosas, pero en esa ocasión, me avergoncé de haber estampado algo tan infantil. —Es porque lo digo cuando estoy feliz y he hecho una travesura.

Por primera vez en la historia de mis diecisiete años, una sonrisa tuvo el mismo poder que el amor de Lily Potter por su hijo, resplandeció y me pareció la protección absoluta de todo mal. Él era guapo pero al sonreír, se volvía precioso. Y creo que él noto perfectamente que me gusto.

—Es tinta textil ¿verdad? ¡Quedo increíble! —exclamo atreviéndose a estirar un poco mi playera para pasar los dedos por las letras y mirarlas mejor. —Yo también prefiero estampar mis playeras con tinta.

Me alegre de que a alguien más que a mi le gustara mi playera. —Quiero hacer una nueva y por eso vine al centro comercial para comprar tinta pero soy nuevo en la ciudad y, umm, no sé dónde está la tienda que busco.

Su cabello era muy oscuro y brillante, más bonito que el de las chicas y me daban ganas de tocarlo. Volví a pensar que él era muy lindo.

—Entonces estas de suerte porque yo sé dónde venden la mejor pintura del mundo. —se señaló el pecho y entonces note que su sudadera negra también estaba estampada con un "Butterfly City" en letras blancas. —Sígueme, extraño de cabello arcoíris.

Sonreí por su apodo. —Me llamo SeHun, extraño del hoyuelo.

El también sonrió. —Me llamo YiXing.

Butterfly city *[SeXing]Where stories live. Discover now