eleggua

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  Elegua es la protección primera, ya que es el quien abre los caminos para continuar en la religión. Los no iniciados o aleyos deben recibirlo o consagrarlo como primero. Es la vista que sigue un camino, se convierte en un guerrero temible y feroz cuando se une a Oggún y Oshosi, nada lo detiene. Elegua es uno de los primeros Oshas u Orishas que se recibe. Es un Osha del grupo de Orisha Oddé, a los que se le llama . El es el primero de los guerreros junto a , y . En la naturaleza está simbolizado por las rocas. Eleguá vino al plano terrenal acompañando al Osha . Es considerado el mensajero fundamental de Olofin. 


 

  Vive en la mayoría de los casos detrás de la puerta, cuidando el ilé de quien lo posee. Dueño absoluto de los caminos y el destino, es quien cierra o abre el astral para la felicidad o infelicidad de los seres humanos. Siempre se deebe contar con él para realizar cualquier cosa. Es el portero de la sabana y el monte.



Familia de Elegua.

Elegguá es hijo de Okuboro y Añagui, reyes de la región de Egbá. Su nombre original proviene del Yoruba Èsú Elègbará (mensajero príncipe de los que viven en Egbá). Se dice también que fue hijo de Obbatalá y Yembó, hermano de Shango, Oggun, Ozun y Orunmila. 


 

  El rey Okuboro y su esposa Añakí tuvieron un hijo al que llamaron Eleguá. Fue un niño inquieto y juguetón que gustaba de hacer travesuras.


Cuando ya era adolescente, salió un día de paseo con su séquito y al pasar por un terreno donde la yerba estaba muy alta, el príncipe ordenó detenerse, se encaminó a la enmarañada manigua y anduvo hasta un lugar donde le parecía haber visto una misteriosa luz.

Allí encontró un coco seco al que le brillaban dos pequeños ojos y con gran respeto lo recogió, ante el asombro de sus acompañantes, que no entendían cómo un objeto, al parecer insignificante, había logrado apaciguar al inquieto muchacho.

Cuentan que nadie hizo caso al hallazgo del príncipe, por lo cual este lo dejó detrás de la puerta y se encerró en sus habitaciones.

Tres días después Eleguá falleció y el coco comenzó a brillar con tal intensidad que todos quedaron sobrecogidos.

Pasado el incidente olvidaron el coco. Sobrevino una cadena de catástrofes naturales, guerras y hambrunas que estaban destruyendo al pueblo. Alguien tuvo el tino de acordarse del coco que yacía olvidado detrás de la puerta del palacio y fueron a buscarlo, pero ya lo encontraron podrido y lleno de insectos.

Acordaron entonces botarlo en el mismo lugar en que el fallecido príncipe lo había encontrado. Cuando lo arrojaron, chocó con una piedra y se partió en cuatro pedazos, dos quedaron con la masa hacia arriba y dos hacia abajo. De inmediato la piedra se iluminó como antes lo había hecho el coco. Los presentes la tomaron con mucho respeto, la llevaron al palacio y la colocaron detrás de la puerta.

Allí recordaron siempre la memoria del príncipe Eleguá y sobrevino entonces una época de paz y prosperidad.


Historia De Los OrishaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora