'Si antes no me gustaba, ahora me odio. ¿De qué sirve vivir si no hay nadie que me retenga a este mundo? Si ahora lo único que me deseo es que la noche sea eterna para llorar, llorar hasta ahogarme sin que nadie me moleste. Ya no tiene sentido que respire una vez más. Sería doloroso obligar a mi corazón dejar de latir, pero aún lo es más no tener a nadie por quien hacerlo. Mi vida ya no tiene razones para escribir un capítulo nuevo. Sonrisas chamuscadas, abrazos olvidados, caricias hechas trizas y momentos pisoteados; eso es lo único que me guarda mi corazón. Sólo provoco lágrimas y desgracias, por eso prefiero alejarme y dejar que las pocas personas que están a mi lado me olviden. No quiero hacer más daño. Soy una persona calculadora, agoista y ruin; y más adjetivos con los que me han definido. Etiquetas que me acompañarán siempre porque he tenido la mala suerte de haber nacido siendo yo' .
Al parecer, ya hasta mis padres me ponen etiquetas. Pero claro, ¿cómo van a entender que su hija quiere suicidarse por amor?
Y sí, escribí una carta suicida. ¿Pero acaso nadie ha tenido temporadas malas? ¿Nadie se ha sentido completamente solo en el mundo?
Tú sí me entendías, Alejandro. Al principio no podía comprender porqué querías quitarte la vida. Pero ahora te comprendo, y comprendo tu dolor.
Unos se desahogan llorando, otros bebiendo, y yo, cortando mis muñecas.
Sé que no es lo correcto. Pero no tengo otra, es una necesidad para mi, al igual que la tuya era llorar.
-Has cambiado -me dicen.
¿Que he cambiado? ¿En serio crees que después de estar dos meses sin salir apenas de casa, llorando, contándome, pegándome, puedo ser la misma? ¿De verdad? Al parecer nadie puede entenderlo. Nadie.
Claro, todos piensan que soy feliz por el simple hecho de sonreír y de decir que estoy bien cuando me preguntan. Pero es que eso es más fácil que llorar y responder que no. Que me siento cansada, cansada de todo. Que lo único que deseo es cerrar un día los ojos y no volver a despertar, simplemente dejar de sentir. Que estoy harta de llorar por dentro, de decir que no pasa nada cuando mi mundo se está derrumbando poco a poco sobre mí.
-El único problema que puede tener un adolescente es tener dos kilos de más -dicen mis padres.
¿Tener dos kilos de más? Ellos fueron adolescentes en su tiempo, tendrían que entenderme. Mi problema es que el chico al que amo está jodiendome la vida, la única amiga que me ha demostrado que le importo vive a dos mil kilómetros de mí, mi mejor amigo me está dando de lado por otra, recibo insultos de todos lados, y me odio a mi misma. Pero tranquilos, el único problema que puedo tener es pesar dos kilos de más.
Detrás de mi máscara infantil, y mis aires de princesa, hay una persona llorando. Y necesita ser rescatada, pero si alguien no va a sanarla pronto, morirá por dentro. Y ya no habrá vuelta atrás.
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La soledad de una pequeña princesa
Teen FictionEstas son mis confesiones más secretas, las que jamás me atreví a contar a nadie. Los motivos por los que llevo tiempo llorando, y al parecer, nadie se da cuenta.