El rojo vivo de las llamas que danzaban sobre la leña de la chimenea era lo único que iluminaba la habitación, llenándola de una calidez acogedora en la que la anciana y su nieto se refugiaban del frío invernal.
La mujer mayor se mecía en su silla de adelante hacía atrás a un ritmo tranquilizador mientras sostenía al niño entre sus brazos. Ambos estaban acurrucados disfrutando del sonido relajante de la lluvia que caía torrencialmente a las afueras de su hogar.
- Abuelita, - llamó la voz adormecida del pequeño Taehyung. - ¿Me cuentas una historia?
- Por supuesto, dulzura. - respondió la anciana con una sonrisa maternal. - Pero debes prometer que no te dormirás hasta que la historia llegue a su final.
El niño asintió un par de veces con una sonrisa rectangular en sus labios y acomodó las cobijas con las que ambos se cubrían, prestándole toda su fiel atención a la mujer que, tan pronto cómo vio los ojitos brillantes de su nieto llenos de entusiasmo fijos en ella, comenzó a narrar.
"Érase una vez un joven cuya belleza iba más allá de lo angelical. Su cabello era de un color anaranjado propio de la flama, su sonrisa tan radiante cómo un rayo de sol, y sus ojos tan brillantes cómo un diamante pulido.
Él vivía en una pequeña casa oculta en lo más profundo del bosque y sólo salía al pueblo para comprar ropa o alimentos que en su jardín no podía cultivar, por lo que eran muy pocas las veces en que se permitía tener contacto con el mundo exterior.Un día, el joven se vio obligado a salir de su hogar para comprar alimentos que eran necesarios para mantener una buena salud pues, para su desgracia, el cuerpo humano no sólo necesitaba los nutrientes de las verduras o los frutos silvestres para funcionar correctamente.
Cuando se encaminaba por las calles del pueblo sosteniendo una canasta de pan en su brazo derecho y saludaba a la gente que se le quedaba mirando con una sonrisa amable, una brisa agresiva lo azotó, levantando polvo y llevándose objetos ligeros a su paso, entre éstos el pañuelo que cubría sus anaranjados cabellos. Tan pronto cómo sintió la ausencia de la tela en su cabeza, dejó la canasta a un lado y corrió en un intento por atraparla.
Cuando estaba a punto de tomarla, alguien más se le adelantó y la sujetó por él.
El joven alzó la mirada para ver de quién se trataba y se encontró con él; el príncipe del pueblo: un hombre de cabello negro cómo la noche invernal, ojos color caramelo y labios rojizos cómo dos cerezas.
El príncipe le devolvió el pañuelo de seda, y tan pronto cómo sus miradas se encontraron, el amor floreció entre ellos.
- Muchas gracias. - dijo el joven de cabellos anaranjados haciendo una cortés reverencia.
- Perdone mi ignorancia, pero... ¿Quién es usted? Nunca antes le había visto por aquí.
- Sólo soy un pueblerino ordinario, - mintió. - Es normal que un príncipe cómo usted desconozca el nombre de alguien tan pobre cómo yo.
- Así que ya sabe que soy el príncipe. Vaya...creí que nadie se daría cuenta.
El joven dejó escapar una risita y el de cabello azabache rió también.
- Creo que todos deben conocer al hijo de su majestad. ¿Usted es el príncipe Yoongi, verdad?
- Lo soy. Sin embargo, no es justo que usted sepa mi nombre sin yo conocer el suyo.
- Oh, el mío es Hoseok, Jung Hoseok.
- Hoseok... hermoso nombre.
- Muchas gracias. - el pelinaranja se inclinó una vez más. - Veo que, cómo siempre, los rumores sobre usted son falsos. No es inexpresivo ni frío cómo la gente dice.
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Witch. ♡ YoonSeok
Fantasy"Había una vez un príncipe que se enamoró de un brujo..." 🍎 OneShot