| Por siempre |

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Historia dedicada al concurso de LaViciadaASans.

Miré el delicado velo que cubría tu bello rostro, mantenías tu hermosa sonrisa acompañada del rojo en tus mejillas. Eres tan adorable, nunca me cansaría de repetirlo millones de veces, aún sin estar a tu lado.

-Reaper, reacciona -reíste bajo, jalando de mi mano y apretando nuestro agarre. Hoy estábamos decidiendo el vestido para la boda, Error no pudo acompañarte y Outer estaba ocupado. Te miré, si es que podía prestarte aún más atención.

-¿Pasa algo, bae? -sonreíste y me dijiste lo mismo que la castaña de la tienda te recomendó, flores blancas en las paredes como decoración y rosas azules en el altar.

-¿Crees que se vea bien? -asentí, notando como tu mirada me rogaba internamente por un sí-. En la interpretación de colores el blanco es pureza y el azul representa algo imposible.

Hiciste un puchero cuando volví a decirte que sí e inventaste la excusa de que tenías que ver las demás decoraciones. Suspiré con una sonrisa y te jalé hacia mí, tu sonrojo incrementó llegando a cubrir todo tu rostro.

-Blanco, representa la pureza que siempre habrá en nuestro amor, nada de golpes, nada de infidelidades. Es lealtad -besé tu mejilla, no sabía si podías ponerte más rojo-. Azul, representa lo imposible que es separarnos, somos uno Geno. Y eso no cambiará porque nunca caemos en la monotonía de la vida.

Una sonrisa tierna se formó en tu rostro y no resistí mi impulso por besarte, un beso increíblemente tierno y empalagoso. La chica de la tienda nos miraba con una sonrisa pero me concentré en ti y tus suaves brazos alrededor de mi cuello, todo era tan perfecto en este momento. Todo era perfecto siempre y cuando tú estuvieras a mi lado.

Te separaste jadeando y me dedicaste una sonrisa para jalarme a ver más decoraciones, amaba ver tanta emoción y felicidad en tu rostro, amaba todo de ti. Señalaste unas rosas de plástico, te miré confundido y sólo me regresaste la misma mirada.

-Olvídalo, no sé en qué estaba pensando. Me distraje -reíste y solo negué preguntando si las querías. Lo negaste y me guiaste a otra sección más apartada. Varios vestidos estaban en los maniquíes, te miré y pregunté del porqué estábamos aquí.

Me diste un pequeño golpe en la frente, sin la intención de ocasionar un daño y reí. - ¿Ahora qué pasó, Bae? -rodaste los ojos y me tomaste de la mano, señalando un vestido que no concordaba mucho con los demás. Era mucho más simple, y no poseía cola-. ¿Te gustó ese? No tienes que comprar lo más barato, ahorramos desde preparatoria para esto, mi cielo.

-No tiene que ser caro para ser perfecto -me interrumpiste-. Lo que importa en el altar somos tú y yo, no lo que portemos, podría hasta casarme con mi chamarra puesta y aún así seguiría siendo el mejor día de mi vida porque eres tú con quien me caso -sonreí ante tu explicación y una de las chicas que nos miraba casi grita de emoción. Se disculpó apenada y siguió viendo sus propias decoraciones.

Ambos reímos y seguimos con lo nuestro. Esperábamos con ansias el día de la boda.

Ese día llegaste enojado, tenías lágrimas secas en tu rostro y no pude evitar preocuparme. Me acerqué a ti y me apartaste cansado, oh amor, ¿qué es lo que sucedió? Te dejaste caer exhausto en la cama, yo solo te dejé descansar sin saber qué pasaba.

Cuando escuché sollozos de tu parte no dudé en colarme en la cama para estar a tu lado, tus problemas puedes contármelos, yo siempre te apoyaré. Tal y como prometí aquel día en el altar frente a todos. Levantaste la cabeza cansado, tus ojos y mejillas rojos por tanto llorar, juro que golpearé a quien te hizo quedar así.

-¿Quieres contarme lo que pasó? -murmuré con tranquilidad, dejando que te recuestes en mi pecho. Negaste-. ¿Quieres que me quede a tu lado y te mime?

Al sentir tu permiso comencé a acariciar y a jugar con tus cabellos, eras tan delicado cuando te sentías de esta forma, tan vulnerable y fácil de romper con un mínimo error. Seguí con mis caricias hasta que tu respiración agitada se tornó en una tranquila, eras tan adorable. Me estaba quedando dormido ante tal comodidad, amaba que me hicieras sentir de tal manera, tan relajado y tranquilo.

Como si mis problemas y debilidades no existieran y se resolvieran con tan solo estar a tu lado. Cuanto te amaba, Geno, me enamoraste con tu linda y fuerte personalidad. Sin embargo un ruido nos inquietó a ambos, estaban tocando el timbre con desesperación y gritaban tu nombre con furia.

Te miré, estabas aterrado, ¿qué pasaba? Tomaste mi mano, ante tal temor estabas temblando y me pedías que no te abandora. Lo afirmé frente a ti otra vez, yo jamás te dejaría solo, mucho menos en esta situación. Pedí una explicación de lo que sucedía y te sentaste algo más tranquilo, habían dejado de tocar la puerta por las quejas de los vecinos y sus amenazas con llamar a la policía por molestarnos. Era un alivio que ellos supieran de nuestro matrimonio y futura familia.

-Es Red -pronunciaste tembloroso, ni siquiera su nombre querías decir. Y no te quería molestar más-. Lo encontré cuando veía unas cosas con Ink, intenté alejarme pero el pintor tuvo algo que hacer y...

Te interrumpiste y saliste corriendo al baño parecías querer vomitar, te seguí con teléfono en mano, estabas teniendo un pequeño ataque de pánico como cuando nos conocimos. Aunque sabía tratar con ellos me preocupó el hecho de que sucediera después de tanto tiempo.

-Reaper, llama a Error por favor, los necesito a ambos ahora -asentí, sabiendo que tu hermano era médico. Cuando contestó le expliqué la situación y no dudó en salir con prisas de su consultorio privado, sólo deseaba que llegara rápido pero con seguridad. Lavaste tu boca y te acercaste para abrazarme, aún estando en este estado te amaba y no rechazaría nada tuyo.

-Tranquilo, estoy contigo, tu hermano y yo estamos contigo. No te dejaré nunca, así que ni siquiera pienses en lo que sé que piensas, Geno -reíste un poco y te ocultaste entre mi ropa.

-Gracias por estar siempre a mi lado, Reap -sólo negué para comenzar a cargarte directo a la cama. Me abrazabas con tanta ternura que seguro llenaba de dulzura a quien nos viera.

-Gracias a ti por ser el chico que se chocó conmigo saliendo de la fiesta de graduación -reí, ahora tumbados en la cama y yo brindándote caricias en la cabeza.

Si tan sólo nuestra vida hubiera seguido con esa pequeña tranquilidad. Dejé las rosas frente a ti y solté un pesado suspiro, evitando que mis lágrimas cayeran frente a ese montículo de tierra-. Lo lamento Geno, no pude estar por siempre a tu lado.

Por siempre [AfterDeath] #PremiosReyTsundere2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora